Siento los pies pesados de tanto caminar, son las cuatro de la mañana de un miércoles otoñal, la luna en su cuarto menguante ilumina mi camino que es nada menos que la vía del tren que dejó de circular hace unos años. Escuchaba sonidos provenientes de ambos lados, seguramente de algunos roedores o sapos que andarían por las zanjas. Los altos álamos que también cercaban ese camino lucían la copa plateada producto de la luz del satélite natural de nuestro planeta que yacía ahí arriba en el centro del cielo, como guiando mi camino.
La baja temperatura hacía que caminara con las manos en los bolsillos del abrigo y encogiera mi cuello para evitar que se enfríe con el mismo aire que hacía lagrimear mis ojos.
El trayecto recorrido era mucho, pero el destino final estaba muy lejos aún.
Ese camino estaba como mi vida, solitario y con frío a nivel sentimental, tu amor ya no me pertenecía. Me sentía solo sin nadie cerca y con una leve brisa que congelaba todo mi ser, pero mi corazón y mi alma ya estaban acostumbrados. Yo no dejaba de caminar.
Al cabo de un largo rato llegué a una avenida por la cual nadie circulaba, las luces iluminaban la inmensidad de la nada, decidí caminar por el medio del asfalto por el cual después de transitarlo unos cuantos metros me crucé con un hombre bien arropado que andaba con un viejo ciclomotor que con su ruido rompía el silencio de la noche. No detuve mi andar, algunos locales de comercios con sus persianas cerradas aumentaban la sensación de soledad, por fin llegué a la calle en la cual vivo, solo me faltaban dos cuadras y media para llegar a mi casa donde nadie me esperaba, un gato que saltó desde el muro de una casa perturbó mi andar para subirse y esconderse entre las ramas de un árbol, la panadería de la esquina de casa era el único hogar donde se veía una luz interior, pero permanecía en silencio en sintonía con la noche.
Saqué las llaves de mi bolsillo, abrí la puerta de casa y entré, la luz del contestador titilaba indicándome que había un mensaje, lo activé para escuchar y sentí tu voz algo quebrada por el llanto pidiéndome hablar conmigo lo mas pronto posible.
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