Cuando en el otoño, la flor, aún no es flor,
era cuando tus besos aún no eran besos
Y cuando en el otoño son hojas vejas,
era cuando mi amor respetaba tu inocencia.

Una poesía nacía en el aire vulgar repetidamente en mi deseo sensual:
-En el hielo se encuentra lo frío
y en tus manos lo desconocido.
En el fuego el calor
y en tu piel mi imaginación.-

Mojaste mis recuerdos
en las aguas de tus ojos.
¡Y que valiente fuiste para romper mi voz comprometida!
Esquivando la mirada en esas galerías de todas las mañanas,
con tu vestido tan gris como mis pantalones,
callamos y navegamos hacia un falso olvido.

Cuando en la primavera, ya es flor, lo que aún no era flor,
era cuando dibujabas tus besos desde muy lejos.
Y cuando en la primavera son hojas nuevas
es cuando mi amor por vos se entrega para siempre.

Aquellos recuerdos emergen en letras
y ahora ambulan en tus labios,
para ayudarme a caer en tus manos
y arder en tu piel.