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[C:352105]

> LA CONOCI y fue mi amiga.
> 6.122 palabras.22 páginas

> CAPITULO N° 1

> El día que llegaron a la finca en busca de trabajo, papá había ido
> al pueblo a hacer unas diligencias al banco y no vendría hasta
> después de almuerzo.
Venía el papá, la mamá y ella, que era
> llamativamente linda.
> Yo los atendí y les dije que se necesitaban cosechadores para la
> uva y también para terminar la cosecha de ciruelas y duraznos. Me
> preguntaron si había instalaciones como para vivir durante el tiempo
> de cosecha: Mi respuesta fue que sí;
>... ¡Unas pequeñas piecitas en un secadero de fruta pelada!
>… ¿Cuándo comenzará la cosecha?...
>… ¡Ya está la de fruta y en unos días más comenzará la de uva!
> Papá me dejó dicho antes de irse, que si venía gente buscando
> trabajo, por ser época de cosecha, que en caso de que lo
> necesitaran, les ofreciera el secadero para quedarse; era algo que
> se hacía todos los años y mucha gente venía por eso; por tener un
> lugar donde vivir, aunque modesto; tenía las instalaciones de agua
> del viejo secadero.
> Las piecitas de dimensiones pequeñas, podían acomodar a un matrimonio.
> El matrimonio se interesó por conocer las instalaciones que Yo les
> ofrecí para quedarse, fue así que me pidieron si podía mostrarles el
> lugar, a lo cual accedí.
> Salimos caminando, para llegar al secadero distante trecientos
> metros de mi casa. Al llegar lo primero que les llamó la atención,
> fue que el lugar estaba barrido y regado por los que habitaban allí, para evitar el polvo. La señora miró las piecitas y Yo le dije que
> le daría dos para la familia: Una para el matrimonio y otra para la
> hija.
> En el lugar habían mesas y bancos rústicos hechos en años
> anteriores, con tablones que mi papá les daba a los que se los
> pedían; papá mandaba a aserrar en tablones, troncos de carolinos y
> también de álamos, con esta madera hacían camas, armarios, mesas y
> asientos.
> En todas las piecitas , existían los muebles
> que eran necesarios para dormir, acomodar la ropa, sentarse, esto para la gente humilde de la cosecha parecía un
> edificio de departamentos en propiedad horizontal y amoblado.
> Lo único que no recibían era ropa de cama, ni colchones porque eso lo
> ponían los cosechadores y luego se los llevaban. Papá les regalaba la lana de las ovejas que esquilaban en la finca, ya
> que por entonces no existían los colchones de goma espuma.
> La lana no se vendía y la guardaban en fardos en el viejo galpón
> para hacer colchones nuevos para la casa, el colchonero; que
> también les hizo para esta familia dos colchones: Uno chico para la
> hija y uno grande para el matrimonio.
> Todos tenían lo indispensable para armar un lugar con comodidades
> mínimas para vivir, si lo mantenían limpio y ordenado, estaban mejor
> que tirados en carpas y en el suelo.
> Las piecitas tenían pisos de hormigón y una ventana al
> sur, que permitía que entrara el aire fresco en las noches estrelladas de
> verano. El frente al norte estaba cerrado con tablones de madera y
> una puerta, ya estaban construidos desde hacía mucho tiempo atrás.
> El lugar permitía alojar unos cien cosechadores, que iban solo por
> el tiempo de cosecha, y eran suficientes para armar las cuadrillas
> que recolectaban la uva, entre febrero y abril.
> El hombre era alto, rubio y de ojos azules; le decían el Alemán y
> venía de trabajar en las minas de wolframio que se explotaban en San Luis,
> en la época de la segunda guerra mundial. Después de la guerra las
> minas se cerraron y el Alemanl se dedicó a tareas relacionadas con la
> reparación de equipos utilizados en la agricultura.
> …El Alemán vino a Mendoza; en la época de cosecha porque quería
> conocer y poner un taller de
> reparaciones de equipos para el campo: Tractores, arados, sulfatadoras etc.


> El campo mendocino, difiere en algunos
> aspectos, de los campos de otros puntos del país, quizás la mayor
> diferencia es que las motores son más pequeños, puesto que los
> tractores tiran arados de una y dos rejas, y en el centro del país
> de hasta veinte o más rejas.
> La mamá era de tez aceitunada, brillante y sin ninguna arruga, tenía
> unos bellos rasgos indígenas, delgada, para nada gorda,
> más bien fibrosa y con sus 35 años se veía una mujer
> joven; que pese al contraste hacía una linda pareja con el Alemán.
> Su cola parada llamaba la atención, al igual que unos senos
> turgentes y redondos, que se adivinaban por debajo de la blusa sin
> corpiños, cosa común en las cosechadoras.
> Se llamaba o mejor dicho, le habían puesto un nombre en español:
> Anahi, pero su verdadero nombre era de los comechigones, de las
> Sierras de Las Quijadas: Acahay Anhui. Difícil de pronunciar y no
> se lo aceptaron para hacer los documentos, rebautizándola como Anahi.
> El mapa de la provincia de San Luis muestra la ubicación de la Sierra de las Quijadas, en el
> centro de la provincia; el lugar de donde era originaria Anahi, por
> esos parajes quedaron indios Ranqueles , que se acriollaron y en muchos casos
> se cruzaron con españoles y extranjeros, como el Alemán, siendo
> estas indias muy atractivas para ellos por lo diferente que eran
> con las bellezas europeas. (Rubias, gordas de senos caídos)
>
> Tenían una hija que era hermosa, había heredado lo mejor de cada
> raza: los ojos azules de su padre, el pelo lacio de su madre, las
> facciones europeas con piel blanca, tersa y brillante. Tenía una altura considerable para sus quince años, delgada, una
> cola maravillosa que hacía volverse al más distraído y unos pechos
> que correspondían a una chica de mayor edad. Su carita era delicada
> y su aspecto era el de una mujer dulce y tímida. No hablaba, salvo
> que sus padres le dirigieran la palabra, y rara vez lo hacía con
> extraños.
> Se ubicaron en el Secadero, terminaron de conseguir los elementos
> que les faltaban y cuando vino papá; les dio la lana para que se
> hicieran colchones; llamaron al colchonero que vino al secadero a
> construir los colchones y ya tenían la casa armada para irse a vivir
> por el tiempo de cosecha.
> Comenzaron por la cosecha de la fruta, actividad en la que Yo no me
> involucraba, porque el control de esta parte de la cosecha lo hacia
> el capataz, ya que era sumamente sencillo, comparada con la cosecha
> de uva; aquí se contaban al final del día los cajones que cada
> familia o cosechero había llenado y sacado junto al camino; el
> capataz le daba un vale por el número de cajones y luego mi papa se
> los cambiaba por plata los sábados y domingos, también algún día de
> semana si tenían necesidad.
> A la tarde venía el camión que los llevaba a la fábrica ( podía
> ser “La Campagnola”;”Inca”,”Román”, cerca de casa, y otras más.) Los
> duraznos y ciruelas se vendían a compradores diferentes por la
> clase de fruta y por el precio que pagaba cada uno.
>
>
> CAPITULO N°2
>
>
> Yo no la había visto desde que los llevé al secadero, no iba a la
> cosecha de frutas y tampoco al secadero; pero cuando papá empezó a
> repartir los tachos para la cosecha de uvas, ella vino con los
> padres a retirar el suyo. Pensé que le iría a costar mucho esfuerzo
> cargar el tacho de veinte kilos y llevar por las hileras su tacho
> al hombro.
> A medida que la cosecha progresaba se ponía más canchera, para
> llevar el tacho y juntar los racimos, por lo que cosechaba tantos
> tachos cómo su papá que era el más rápido.
> Un día que el camión que llevaba la uva no arrancaba, el Alemán se
> puso a mirar que tenía, y le dijo al camionero que se había quedado
> sin nafta. Papá tomó nota de la agudeza del Alemán. Otro día el
> tractor que tiraba los camiones, se quedó sin fuerza pero con el
> motor marchando; El Alemán le dijo que era el disco de embrague, por
> lo que no lo podía arreglar sin el repuesto. Trajeron el repuesto
> de la ciudad de Mendoza y el Alemán con las pocas herramientas que
> había en la finca cambió el embrague
> Papá conversando con el Alemán se dio cuenta que podía ser un hombre
> muy útil en la finca y convinieron un trato: Papá le instalaría un
> taller y herrería donde pudiera realizar la mayoría de los trabajos
> requeridos en la finca. Le construiría una casa para la familia y
> junto a ella pondrían el taller.
> Antes de terminar la cosecha el albañil de la finca con su
> cuadrilla, comenzó la construcción del taller, el lugar elegido,
> estaba cerca de la represa de los caballos junto al Callejón del
> Medio.El diseño del taller fue realizado por el Alemán y tenía la mayoría de los elementos, herramientas y muebles
> requeridos.Tenía una fragua para hacer trabajos en caliente como
> pegar las cintas metálicas de las ruedas, doblar las herraduras;
> tenia soldadura autógena ya que no había electricidad, tenía llaves
> milimétricas y de pulgadas,ara los equipos que eran importados y
> no venían milimétricos. Piedra de amolar y de afilar,
> un banco de madera y uno de hormigón, una pileta de agua, una morsa,
> una prensa grande, martillos y combos grandes, llaves de bocas
> grandes estriadas, destornilladores de todo tipo, y otros elementos
> más, necesarios para el taller y/o la herrería. Las herramientas
> lucian prolijas sobre un tablero de madera, grande y grueso.
> El galpón, grande, pero sencillo en su construcción, quedó terminado
> a poco de finalizar la cosecha y ya instalaron algunos de los
> elementos que habían llegado; el taller entró plenamente en
> servicio con todos los elementos, un tiempo antes de terminar la
> casa...una vez terminada la cosecha.
> El arreglo que hicieron mi papá y el Alemán fue el siguiente: Papá
> le pagaría un sueldo mensual fijo y él repararía todos los elementos
> de la finca y atendería los caballos que debían ser herrados, y
> mientras se lo necesitara, tendrían la prioridad los trabajos para
> la finca.
> El tiempo que le quedaba libre, lo podía usar a su antojo para
> realizar trabajos para terceros, utilizando las herramientas y
> materiales de la finca, pero reintegrándolos bajo su supervisión;
> todos aquellos materiales usados para terceros serían devueltos en
> cantidad y calidad igual a los usados. Este acuerdo, exigía un alto
> grado de moralidad y el Alemán la tenía.
> Fue construida con los ladrillos muy grandes, cocidos, que se usan
> mucho en Mendoza, era la primera vez que se hacía con esos
> ladrillos, una casa en la finca; las anteriores muy viejas eran de
> adobe de barro revocado, eran frescas y a su modo antisísmicas
> porque tenía paredes anchas; las más nuevas de ladrillos a la vista
> externamente y revocadas por el interior.
> Esta fue construida toda de ladrillo a la vista por fuera y revocada
> para el interior, la cocina y los baños los pisos de cerámicos grandes muy llamatvos para esa época;
> y para agua caliente una
> cocina tipo salamandra; y las puertas y ventanas, con persianas para
> el sol, de madera, muy vistosas que las hizo el tío Heriberto, con
> madera de cedro.
> Por estar en el campo la casa tenía el baño dividido en dos: uno
> interior para lavarse y bañarse con bañadera y ducha de agua caliente y fría y otro
> en el exterior con agua fría solamente para un inodoro y lavabo.
> Cerca de este último había un pozo construido con ladrillos,
> revocados, de tres metros de diámetro hasta la primera napa de agua,
> que estaba como a ocho metros, y recibía el agua servida de la casa
> y el baño.
> La casa estaba preparado para resistir los días con sol y calurosos, en el techo
> tenía palos de álamos, pintados totalmente con brea para impedir la
> acción de los insectos, colocados a lo largo, cada cuarenta
> centímetros de separación, sobre esos palos se clavaban cañas
> enteras, redondas y gruesas, puestas una junto a la otra que no
> permitían dejar pasar el barro, duro como para hacer adobes, con
> material fibroso. Las cañas soportaban el barro y sobre el barro,
> se colocaba una tela de alambre fina, a dos centímetros de las
> cañas, arriba de la tela se colocaba diez centímetros de barro.
> Finalmente llevaba un recubrimiento de hormigón, con una malla
> metálica a cinco centímetro del barro y de veinte centímetros de
> espesor. El hormigón se pintaba con brea derretida y bien caliente,
> que se esparcía con una escoba vieja y dura. Arriba
> de la brea se pintaba con cal, arena y un poco de cemento, para que
> predomine el color blanco, a efectos de rechazar las radiaciones
> solares, y que forme un mortero resistente al tiempo
> El techo se armaba de modo que dividía la casa en dos, y quedaba “a
> dos aguas”; por adentro y cubriendo la vista de los troncos negros y
> las cañas, se puso el cielo raso construido con una tela blanca,
> bien gruesa; que junto con
> las paredes blancas pintadas a la cal, le daban un aspecto de
> pulcritud y limpieza en el medio del arenal.
> La casa tenía una buena distribución, y un estilo de campo.
Primero
> había un lavadero y una pieza con baño completo, que quedaba al
> costado de la galería del fondo, a continuación estaba la galería
> que cubría el fondo de la casa.
> De la galería se entraba por el fondo a la casa, que tenia todas las
> puertas al exterior iguales; eran de una hoja grande de cedro y dos
> ventanas de vidrio repartido al costado. Los tableros de la puerta
> eran de cedro macizo con pequeñas molduras.
> Yendo hacia adelante estaba el dormitorio de la hija que daba al
> living comedor; que estaba unido por una arcada con la cocina, que
> a su vez estaba unida a la despensa.
> Mas adelante había un hall al que daban cuatro
ambientes, otro dormitorio
> pequeño, el baño principal, el dormitorio grande del matrimonio y
> una pieza que podía ser una sala de trabajo o reuniones, la cual a su
> vez tenía una puerta al exterior. Al costado y unido con el living
> estaba el comedor que tenía una tercera puerta al patio.
> Mientras se construía la casa papá le encargó al tío Heriberto,
> además de las puertas y ventanas algunos muebles, este era un eximio
> carpintero y con ideas de avanzada que permitía construirlos
> lindos, con buenas maderas y un bajo costo. Le encargó los juegos
> de dormitorios: Camas y roperos; las mesas, las sillas y los
> armarios del living y del comedor; un mueble para la cocina y otro
> para la despensa, un escritorio y sillas para la pieza del frente.
> La casa estaba lista para ser entregada y papá llamó a Federico, que
> era el nombre del Alemán junto con su señora e hija y le dijo:
> ¡Federico te entrego esta casa para que disfrutes con tu familia!… y
> le dio las llaves de todas las puertas: Dos por cada una. Veinte
> llaves en total.
> La señora cuando entró, rompió en llanto y la hija al verla hizo lo
> propio; nunca pensó recibir toda la casa con muebles nuevos de la
> mejor factura; rápidamente se mudaron del secadero que quedaba muy
> cerca, usando para ello el carro de papá, quien lo había hecho
> llevar sin que se lo pidieran, las pocas cosas que mudaron fueron
> los colchones que eran nuevos, y también toda la ropa: nueva y de
> trabajo. No llevaron “muebles “porque todos pertenecían al secadero.
> En el campo no había heladeras para conservar la carne, pero había
> una especie de “fiambreras de alambre mosquitero” donde se colgaba
> la carne al fresco y de noche al sereno. Papá también le regaló una
> “fiambrera”.
> Pronto los jardines alrededor de la casa se cubrieron de pequeñas
> flores de temporada, y Federico trajo rosas, salvajes, que las
> injertó con rosas del jardín de mi casa y de la nona Luisa. Las
> rosas salvajes crecían a la orilla de la acequia del agua
> enredándose en los álamos que la bordeaban.
> Papá le contó a Federico que la chica que trabajaba en casa se había
> ido a trabajar con el padre y la madre a un viñedo ; económicamente estarían mejor y podrían atender a los
> cuatro hermanitos.
> Federico a su vez le contó a su señora y ésta por agradecimiento,
> con lo que había realizado papá, se ofreció para trabajar en casa.
> Mamá la tomo por cuatro horas todos los días,por la tarde , para las tareas de
> una casa: Lavar, planchar, limpiar, hacer las camas.
>
>
>
>
>
> CAPITULO N°3
>
>
> Anahi desde el primer día fue acompañada por la hija, que no se
> quedaba sin hacer nada, también se ponía a trabajar y a los pocos
> días la casa brillaba y no había ningún trabajo atrasado: la ropa
> estaba toda lavada y planchada y a medida que se juntaba la lavaban
> y planchaban, igual con el resto de las tareas: Mamá estaba
> contenta y se lo demostraba, a la tarde les servía un rico té con
> masas como si fueran las más pitucas de sus amigas.
> Yo empecé a estar a la tarde cuando tomaban el té, a la mañana iba
> a la escuela, generalmente venía de hacer mandados al almacén, que me
> encomendaba mamá. Allí, en casa, me reunía con Mariah José que con los días
> se empezaba a mostrar un poco más locuaz; fuimos teniendo algunos
> diálogos más íntimos, y conversábamos sobre nuestros amigos, en el
> caso de ella todos habían quedado a lo lejos, como un grato recuerdo
> sin saber cuando los vería de nuevo.
> Todo parecía indicar que se quedarían para siempre en Mendoza,
> iniciando una nueva vida con nuevos amigos.
> Un día a la tarde la invité a “pasear en mariposa”, (sulky como el
> de los lecheros que se sube por atrás); había atado al Tigre, un
> caballo corpulento que trotaba muy ligero, cruza de percherón con
> pura sangre.
> Salimos para el lado del Canal Los Andes, que estaba en el limite
> de los cerros de La Ventana (Rivadavia), hacíamos un promedio de
> ocho a diez kilómetros por hora, trotando y yendo al paso y llegamos
> a un monte de chañares y algarrobos en una hora. (Este monte estaba
> pasando el puente del canal Los Andes a unos dos kilómetros del
> rancho de Los Pérez.)
> Se había mantenido en pie, sin ser presa de los leñadores furtivos,
> porque los Pérez lo cuidaban con tesón, impidiendo que nadie fuera a
> cortarlo; amenazándolos con escopetas, revólveres y perros malos,
> en caso de que no quisieran desistir, de cortar el monte.
> Durante el viaje Yo le explicaba, quienes eran los dueños de las
> fincas; eso hasta llegar al canal, de allí para arriba y por todos
> los cerros no había más cultivos; pero el paisaje desértico, con
> árboles y arbustos pequeños o achaparrados ofrecía una belleza que
> no quedaba en saga con campos planos verdes, de otras partes; las
> piedras, los canales o cañadones que hacía el agua bajando de los
> cerros; la fauna también ponía su encanto, habían diversas especies
> que podían verse al cruzar el canal y empezar el desierto; Era fauna
> autóctona y no se quedaba en los campos cultivados a excepción de
> las liebres europeas y las perdices, la fauna tenía su encanto, le
> daban al paisaje una misteriosa belleza .
> Las martinetas copetonas andaban cerca del canal en grandes
> bandadas, su cacería era uno de nuestros principales pasatiempos;
> íbamos casi todas las semanas de invierno, durante el periodo de
> caza; hasta encontrar grandes bandadas que las perseguíamos con
> perros, siempre íbamos en grupos, y cuando sucedía de encontrar una
> gran bandada, se armaba un tiretoteo descomunal, cobrando un
> sinnúmero de piezas.
> La mayor cacería de Copetonas, que recuerdo, fue con mi tío Toto,
> mi hermano Cacho, el tío Hugo, el negro Aguirre y Yo, antes de
> cruzar el canal, por la huella que corría paralela al mismo.
> Primero vimos unas martinetas que iban por la huella, corriendo
> adelante nuestro, que de pronto se salían hacia una viña
> abandonada, que no tenía ni palos ni alambres, solamente algunas
> plantas de vid, que permanecían salvajes.
> Allí entre el yuyal, conformado por chepicas, chañares y otros yuyos
> las martinetas en cantidad descomunal, permanecían achatadas;
> cuando los perros las empezaron a marcar, comenzó el tiroteo; a
> medida que caían, los perros no sabían que hacer: Si ir a buscar la
> martineta muerta o marcar a las que estaban al lado. Debido a lo
> alto del yuyal y que matábamos sin darnos tiempo para recoger,
> sabemos que se perdió más de una, pero al contar, la cacería
> ascendía a cincuenta y ocho martinetas, entre cuatro cazadores y
> un tronco que era Yo.(maté la mayor cantidad de mi vida en un
> tiroteo y fueron tres).
> Esto dio un promedio de trece punto ocho martinetas, entre los otros
> cuatro, pero mi tío Hugo tiene que haber matado la mitad del total.
> En ese tiroteo lo vi matar de a dos en varias ocasiones, era una
> rara habilidad que él tenía cuando cazábamos una bandada.
> Cuando volaban dos o tres juntas esperaba que se cruzaran y allí
> recién oprimía el gatillo.
> Mariah José escuchó el relato de las cacerías y se interesó acerca
> de cual otra clase de animales habría en esos campos.
> Le conté que las más comunes de ver y cazar eran las Maras o liebres
> criollas o patagónicas, que andaban en pequeños y medianos grupos
> de cinco a diez liebres, que eran bastante ariscas y tenían muy
> buena vista y oído y enseguida escapaban a la carrera; si el lugar
> lo permitía se las corría con el vehículo que teníamos, un jeep 4x4
> de los primeros que hubieron: Rezagos de guerra.
> Otros animales que encontrábamos y cazábamos eran mulitas y peludos,
> sin que fuera común encontrarlos. Ya que salen casi siempre de noche.
> Sabíamos que entre los cerros había pumas, guanacos, zorros y
> bizcachas que salen solo de noche, nunca los encontramos, ni los
> buscamos por lo difícil que resultaba el acceso a pie entre los
> cerros, y no fueron objetos de caza para nosotros.
> Llegamos a un monte alto de chañares y algarrobos que formaban en su
> interior como un salón cubierto de hojas y ramas, ese lugar era
> buscado a la siesta, con mucho sol en el verano, por los animales
> que andaban sueltos por el campo. Mariah José tuvo un poco de miedo
> al entrar debajo de los árboles, pero cuando vio que no había ningún
> animal y que solo volaron palomas, algunas de los nidos que allí
> hacían, se tranquilizó.
> Atamos el caballo a un árbol, y le dimos una “penca de fardo”, que
> llevábamos en el “pescante” de la mariposa (en la parte de atrás,).
> Fuimos a caminar por entre los chañares y algarrobos, conformaban un
> lugar agreste pero pintoresco, había caminos que se habrían en
> todas direcciones, y espacios descubiertos sin vegetación, hechos
> por los animales que se guarecían del sol o las tormentas y que
> también venían de noche a descansar.
> Sentados a la sombra, Mariah José se soltó a hablar y dijo que su
> mamá apreciaba mucho a mi papá por lo que había hecho por ellos, y
> también a mi mama; que su papá también lo apreciaba a mi papá y que
> lo consideraba una persona excesivamente buena. En esas
> circunstancias Yo le pregunte que sentía ella por mí, si me
> apreciaba o si le era indiferente; me dijo que Yo era muy bueno con
> ella y que me tenía mucho afecto y que ya me consideraba “un amigo”.
> Un amigo es un amigo y nada más, así que ese día no tomé ninguna
> iniciativa que pudiera comprometer la condición de “amigo”. Seguimos
> charlando y luego hicimos los preparativos para volver, después de
> haber comido sánduche de salame y beber algo.
> No obstante esta situación de bajo perfil, no era lo que Yo tenía en
> mente para con Mariah José; llegamos a casa temprano, habíamos
> tardado unas tres horas ida y vuelta y la verdad que estuvimos muy
> entretenidos.
> Los otros paseos, que hicimos a lugares más cercanos fueron más
> divertidos, pues allí empezamos con un comportamiento distinto.
> En el dique derivador, Philips, las cosas tomaron otro cariz,
> mientras nos bañábamos en el canal, comenzamos a tener actitudes que
> iban a lo sexual, Yo la tomé de las manos, le saque el corpiño que
> usaba para bañarse, empecé a tocarla, no opuso ninguna resistencia,
> más bien daba muestras de estar muy a gusto y los primeros besos
> fueron calidos y consentidos. Tenía un cuerpo espectacular; los
> senos redonditos, turgentes, con los pezones duros y paraditos;
> nunca había tocado una “colita” tan carnosa y con la vulva tan
> pronunciada; estaba vestida con una bombacha; mis calzoncillos
> quedaron a la orilla del canal igual que sus ropas, ninguno tenía
> malla.
> El canal tenía como una pared, en los costados, de árboles pequeños,
> yuyos grandes; que no permitían cruzarlo, salvo por algunos sitios,
> donde esta vegetación borde- riza del canal había sido cortada.
> El dique Philips es el que distribuye, en el canal, los últimos
> cupos de agua del río Tunuyán. Es el último sistema de distribución
> que existe sobre el Tunuyán.
> Rara vez pasa agua del dique para el río Desaguadero; donde se
> pierde en el límite con la Pampa, sin llegar agua al río Colorado,
> debido a la evaporación del feroz desierto mendocino.
> La mayoría de las veces llega un pequeño hilo de agua por el río,
> que escapó del Dique Medrano, aguas arriba, que es absorbido por el
> canal Philips. En esa circunstancia es muy agradable bañarse en el
> canal Philips que lleva una pequeña cantidad de agua, sin significar
> peligro para los bañista.Alli estábamos en un lugar escogido, donde
> el canal se alejaba del camino y tomaba en dirección de Las
> Catitas, un pequeño pueblo y de los últimos con riego proveniente
> del río
> Tunuyán.
> Con ella totalmente desnuda protegida en su intimidad por los
> árboles que cubrían las orillas del canal, Yo también jugaba desnudo
> en el hilo de agua refrescante; los quince años que teníamos
> hicieron que enseguida perdiéramos el pudor de estar desnudos uno
> frente al otro y aunque Mariah José no era de hablar mucho, se
> hacia entender y muy bien acerca de lo que quería.
> Ese día la tarde fue corta para jugar, y al salir del agua teníamos
> una sensación de placer jamás experimentado.
> Antes de irnos juntamos guindas de unos árboles salvajes, que
> crecían a la vera del canal y las vinimos comiendo por el camino de
> tierra hasta mi casa.
> La distancia del dique a casa seria de unos seis kilómetros, que
> con el Tigre los recorríamos, en un corto tiempo, al llegar mamá nos
> esperaba con un té delicioso, con sánduche de jamón crudo y masa
> caseras.
> Traíamos guindas para nuestras madres que las disfrutaron tanto como
> nosotros.
> La mamá de Mariah José, no tenía ninguna prevención ni le
> disgustaba que saliéramos a pasear juntos, mi mamá tampoco; nadie
> insinuó que no debíamos irnos a pasear y lo hicimos durante todo el
> verano y el otoño, hasta cuando llegaron los días más frescos y ya
> no era tan agradable andar corriendo en sulky, por lugares abiertos
> o a la orilla del río.
> El invierno conspiraba sobre nuestros paseos, salvo los hermosos
> días de sol, que son muchos, en Mendoza.
> Igual salíamos los días más lindos, salíamos abrigados, la mariposa
> tenía una caja muy grande donde colocábamos almohadones y frazadas
> y allí estábamos protegidos del frío, en el fondo del cajón;
> pudiendo armar un cama con toda comodidad.
> Íbamos a diferentes lugares aunque menos a los diques o canales,
> porque no necesitábamos el fresco del verano; un lugar que pasó a
> tener preponderancia era un bosque de chañares, muy grande, que
> estaba en un campo virgen cercano al río.
> Para llegar al lugar teníamos que internarnos por una huella de
> arena que rara vez era transitada por alguien, ya que la única
> utilidad que tenía, era conducir al monte de chañares; era un campo
> salitroso y arenoso, no tenía casi vegetación, y la que había era
> baja achaparrada y sin fuerzas, típica del desierto; la excepción la
> hacía el montecito de chañares.Era un inmenso desierto que cuando
> joven me alegró con su desolación, permitiéndome pasar allí cantidad
> de días amando a Mariah José en la soledad del paraje.
>
> CAPITULO N°4
>
>
> Ese año terminé el colegio secundario y al otro año me fui a San
> Juan, allí terminó mi contacto con Mariah José, la veía las muy
> pocas veces que venía a casa, para las vacaciones de julio y en el
> mes de enero.
> Los días se hacían cortos para estar juntos y la disfrutaba como
> nene con juguete nuevo, nos poníamos locos de placer y no queríamos
> separarnos, Yo me volvía una o dos semanas más tarde de lo
> estipulado, y llegaba justo para el comienzo de los nuevos cursos y
> sin haber estudiado para los exámenes finales, por lo que debía
> pasarme una semana sin dormir, para rendir bien las practicas de las
> materias que me quedaban.
>
>
> Mariah José terminó el secundario un año después que Yo y el papá
> tenía decidido que iría a estudiar la misma carrera que estudiaba Yo
> en San Juan. A ella le gustaba la idea de estudiar ing química;
> cuando supo que estudiaría eso, se hizo preparar con el mismo
> profesor que me preparó a mí durante el año final.
> No había examen de ingreso así que al año siguiente era compañera de
> facultad, vivía en una casa con dos chicas, tenía su cuarto y las
> otras dos el suyo.
> Cada tanto Yo iba a visitarla y me quedaba a dormir con ella, que
> precavida había comprado una cama usada de dos plazas. Esto sucedía
> generalmente los sábados a la tarde y me quedaba hasta el domingo
> después de cena.
> Las otras chicas, una tenía pareja estable y la otra no, también
> pasaban los fines de semana acompañadas.
> Un día viernes, me encontré a la salida de los cursos, en la
> facultad, con Mariah José, soplaba con fuerza el viento Zonda,
> haciendo la tarde insoportable, por el calor que traía, convirtiendo
> a la calle en una hoguera. Ella vivía en el centro y Yo para el
> otro lado de la ciudad, ella andaba a pie y Yo en bicicleta, pero
> de mujer.
> Para llevarla tuve que subirla sobre el manubrio, estaba
> acostumbrado a llevar amigos así, y en un rato estuvimos en pleno
> centro, en la casa de Mariah José. Las otras chicas, por el fin de
> semana se habían ido a Mendoza.
> El viento Zonda que todo lo convertía en polvo y calor, nos obligó a
> darnos un baño después de cruzar el parque y parte de la ciudad,
> para refrescarnos.
> Cuando llegamos, ella se fue al dormitorio donde dejó la ropa y se
> vino cubierta por una tohalla, con una capucha de plástico en la
> cabeza, Yo me estaba bañando con agua fría, que por ser del tanque
> que estaba sobre el techo se había calentado levemente, con el sol y
> el Zonda, estando agradable para bañarse.
> Mariah José se metió bajo la ducha conmigo y Yo la empecé a jabonar
> por todo el cuerpo; ella gozaba del baño que Yo le daba, le pasé
> jabón por las tetas y por la colita, con el mayor cuidado, generando
> en ella una excitación paralela a la mía.
> Me comenzó a besar despacito, suavemente, como si no me besara,
> besos chiquititos en la boca, pero calientes como el Zonda, nunca
> antes lo había hecho y me empezó a besar por “todo el cuerpo”; me
> puse loco y no aguanté de besarla Yo también “por todo el cuerpo”,
> terminamos el baño y nos fuimos al dormitorio, allí siguieron los
> besos chiquititos, muy calientes. Quedamos besándonos un rato y el
> fresco y el baño nos dio sueño.
> Y así sin amarnos nos quedamos dormidos. Al despertarnos era de
> noche quizás nos dormimos como tres horas; ya serían las diez de la
> noche por lo que decidimos comer algo que había en la heladera: Unas
> milanesas y huevos fritos. Mariah José preparó la comida y puso la
> mesa para dos, fue una de las cenas mas lindas que tuve en mi vida
> de estudiante, estaba a acostumbrado a comer poca cantidad y era
> groseramente flaco, se me veían todas las costillas como a un
> discípulo del Mahatma Gandhi, pero ese día comí más de lo cotidiano,
> tomamos vino a lo cual no estábamos acostumbrados ninguno de los dos.
> La sobremesa la hicimos comiendo un postre netamente sanjuanino: uva
> moscatel grande, era exquisita. Finalmente Mariah José sirvió un
> café algo amargo para aliviar el exceso de vino. Conversamos sobre
> las materias que cursaba: Mariah José, me contó que la que más le
> gustaba, por el profesor y lo bien que la daba era: Análisis
> Matemático. También fue mi preferida en el primer año, fui el único
> de mi curso que aprobó los prácticos de derivadas e integrales en
> una única vez, cosa no habitual.
> Mariah José andaba muy bien en la facultad, había aprobado todos los
> prácticos y no tenía problemas para estudiar, Yo le había pasado
> mis apuntes manuscritos, que había tomado religiosamente el primer
> año sin faltar a una sola clase teórica y los cuadernos donde
> estaban desarrolladas todas las derivadas e integrales conocidas y
> que me permitió el éxito de aprobar el examen del parcial, en el
> primer intento.
> Ella era muy mimosita, le gustaba que le hicieran mimos y hacía como
> que se quedaba dormida sobre mi pecho; Yo le daba, copiándome de
> ella, besos chiquititos, “para no sacarla de su sueño imaginario”.La
> trataba con la mayor ternura y a pesar de mis dieciséis años era
> muy cauto con ella y no intentaba tener sexo cada vez que “Yo
> quería” sino más bien lo hacíamos cada vez que “ella quería”,eso si
> cuando ella deseaba que la amara me contagiaba de su fuego lento,
> que terminaba con mis especulaciones. Era ella quien me desnudaba y
> me comía a besos chiquititos hasta llegar a que Yo hiciera lo mismo
> con ella. Su filosofía de herencia indígena era contemplativa, y si
> bien tenía acentuada su herencia alemana la mezcla era una rara
> mujercita que llegaba con mucho amor al orgasmo.
> Que buscábamos juntos
>
> Todo a su tiempo terminaba en el paraíso de los sueños juveniles y
> nunca sentí la sensación de estar teniendo sexo, lo que sentí fue
> que la estaba amando.
> El final de su primer año, sería para mí el final de mi paso por San
> Juan, para cursar el tercer año Yo debía tener aprobado el “bienio
> propedéutico” que consistía en tener todas las materias del primer y
> segundo año aprobadas para anotarse en tercer año.
> Yo tenía todas las materia, menos una que había rendido todas las
> prácticas, las láminas, (era geometría proyectiva y descriptiva) que
> era lo más difícil, y me permitían anotarme y rendir en julio.
> Pero unos amigos que habían ido hasta Santa Fe trajeron la
> información de que nos daban la equivalencia de todas las materias
> rendidas, y podíamos inscribirnos en tres materias, por
> cuatrimestre, correlativas de las rendidas. (En San Juan los cursos
> eran anuales y si perdías cursar por una materia perdías todo un
> año cosa que no era posible en Santa Fe)
> La tristeza de Mariah José fue inmensa al enterarse de que me iría a
> seguir mi carrera lejos de ella, su padre no quiso que se fuera tan
> lejos de su casa (1.200 Km. vs. 300 Km.), ya que estando mas cerca
> su familia podía visitarla y ella ir a su casa más seguido, que
> estando en Santa Fe.
> Me fui a Santa Fe, tomé la decisión y partí en dos semanas o menos,
> Mariah José se quedó llorando y me partió el alma.
> Al principio no me encontraba bien sin ella, todo estaba lejos: Mi
> casa, Mariah José, los amigos de la facultad de dos años quedaron
> atrás, sin embargo la distancia, dice una canción: “es el olvido” y
> poco a poco, Mariah José también sufrió el proceso de las cosas
> queridas pero lejanas y me fui olvidando de ella, con Mariah José
> nunca fuimos novios, lo que se menciona por novios; fuimos mucho más
> pero sin que nadie lo sepa: ni sus padres ni los míos, ni nosotros,
> ….como ella lo decía éramos solo: “Buenos amigos”.
> Mariah José se recibió el mismo año que Yo, consiguió una beca para
> estudiar un doctorado en Ing.Química en Alemania, la tierra del
> padre, allá tenía parientes que la ayudaron; se graduó y se quedó a
> vivir en Alemania; mandó a buscar a los padres, que se quedaron
> con ella para siempre; no volvió nunca… ¡no tenía a que volver!
>
> 1967
> Jorge Eduardo-2008
> Campamentos-San Juan-Santa Fe
>
> _________________________________________________________________

Texto agregado el 11-05-2008, y leído por 224 visitantes. (1 voto)


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