Había sido señuelo de la realidad incautando luces y deseos. Tras los cristales de aire asomaba esas praderas donde se pierden nuestros sueños, mientras cada gota de rocío trascendía sus formas de corolas y de pétalos. Aquel aroma era una secuencia de milagros esparcidos por el mundo que moría y resucitaba en los amaneceres. Allí recaía la gracia de vivir entre esas huellas de mortales que ni siquiera la veían. Bajo una luna de hielo se ocultaba en arrugadas muecas, renaciendo ante las hierbas que traspasaban el absoluto de su propio ser como un esbelto tallo de sedosa cabellera. Niña o ángel; sudestada: maizal; ave; primavera; su figura era esa entrega de estambres y pistilos; de polen y azulados picos en amalgamas etéreas...
Que forma tan bella de decir las cosas felicidades.BESOS gatelgto
19-04-2004
La efigie de una flor cuadra muy bien con el cuento... me identifique con muchas palabras que usaste... aaronjoel
19-04-2004
Una descripción muy bucólica, impregnada de aromas e imágenes que darían tema para que un pintor las esparciera con su suave pincel sobre una tela que representa a la nada antes de... gui