Sentado frente a una mísera hoja,
¿Qué milagro puedo pedir?
¿Sentir paz?
¿Amar a alguien como nunca?
¡Por favor!, eso es cuento de hadas.
¡No existen ya los reyes magos!
Capitán, sabe, ayer fui al monte que usted me dijo.
¿Y que encontraste?
A Dios,
¿Que mierdas dices hijo?
Si, mi capitán…sentí su calor, su luz.
Sentado frente a un mísero trozo de papel,
¿Que Dios bajará a visitarme?
¿Un estúpido deseo?
¿Amar?
¿Desear?
¿Matar la anestesia que dejó muerta hace tiempo mi puerca alma?
Capitán, sabe.
¿Qué, hijo?
Ayer mi hijito me llamo,
¿Y?
Me dijo que siente que se va a morir.
¿Tan crío?
Si, capitán, tiene enfermedad grave.
Pero él tiene 8 añitos, hijo.
Capitán…
Opté por no escribir más.
No quiero agradecer a nadie.
Quiero ir al capitán cogerle el rifle,
Matar hasta el último gusano del mundo.
Que nadie sufra más.
Que sufran por mí que soy basura.
Que me culpen, me quemen en la hoguera.
No sufran más hijos de mi África querida.
Hijos de mis hijos.
No es justo.
¡Mátenme!
¡Basta!
¡Ya es tiempo!
Hijo,
¿Cómo está tu hijo?
Capitán. Está con Dios…al fin.
Me callo,
Miro al cielo.
Puños apretando piedras al dolor.
Lo maldigo.
El me devuelve otro hijo más.
Otro niño que habrá que orar demasiado para que viva más de 35 años.
¡Qué vivan los más poquitos en suerte, los más, muy más!
¡Qué vivan mucho…que desangren a los cueros secos!
¡Qué quemen en sales el ácido que yo les traje a curar!
¡Qué vivan!
¡Qué nunca se vayan de estas tierras, nunca!
Nunca, nunca pero nunca jamás…
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