Estoy cansado de tener ganas de no tener ganas de no tener.
Muy.
Así, me pasa el tiempo, imbécil, estúpidamente.
Así me pasan los tiempos como caja de cartón, entre niños de jardín.
Estoy cansado de tener ganas de no tener ganas de no tener.
Por eso, te me vas otra vez.
Te fuiste antes.
Hoy es la segunda vez.
El amor, se cansa.
El dolor nunca.
Se nos prendió fuego toda la aldea,
Rocelino se quemó vivo.
Su mamá, lo vio irse.
Reginalda, Lucrecia, Goroti…se fueron con el humo.
Esas mujeres que se van entre valles y ríos.
Esas mujeres tan livianas que la primera hoguera las quema.
Estoy tan cansado de cansarme de cansar a otros que nunca lo estuvieron.
Y así, me pasan los días.
Asi, me pasa la maldita vida.
Por eso me iré.
El amor se fue.
El dolor te carcome hasta el último trozo de cartílago de tus huesos, mis huesos.
Luego de esa lumbre desdichada, nada quedó.
José Antonio, lloraba.
Marcos, oraba.
Juanita, buscaba a su hijo.
Las malditas manos de algún hombre quemó la vida que era mas vida que ninguna vida.
Por eso me iré.
Nunca más esto.
Nunca…
Estoy cansado de estar cansado de cansar a los que nunca deberían haber sentido el cansancio.
A ellos.
Para ellos.
Por ellos.
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