Cuando la miro veo en ella la esperanza, la inocencia, la fragilidad, la ternura que siempre vivía en mi, en aquellos días que el miedo a dar no existía, que el miedo a querer, a abrazar, a acariciar no conocía.
La miro y reconozco sus rasgos en mi cara y reconozco en el tono de su voz el timbre de la mia.
Mi cachito siempre sonriente, sin lágrimas en sus mejillas… aprendiendo a dar sus pasos…
Mi cachito ajena al tiempo, ajena al engaño…aprendiendo sus primeras palabras…
Abrázame fuerte, abrázame pequeña, préstame tu magia, tu fe y tus cuentos de hadas.
Cuando la miro, siento un nudo en mi garganta, y es que algo tan grande no puede vivir en un cuerpo tan pequeño…
Y es que un amor tan grande no puede caber en un pecho…
Y esta tarde en el parque, la he sentido un poco más lejos, subida en su columpio, agarrada con fuerza a esas cadenas…la que hace poco solo nadaba en mi líquido amniótico.
Mi cachito… la que un día me hizo llorar de tristeza.
Mi cachito… la que siempre me hace llorar de alegría.
Y esta tarde en el parque mirando sus ojos y viéndome reflejada en ellos, la he sentido más cercana y más mía que nunca.
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