MARCELO HENRIQUEZ VIDAL
HASTA LA VICTORIA…SIEMPRE
Hippie…….”no estas dormido hermano, compañero”
Cuanto tiempo ha pasado, sin nombres, ni rostros y no por ello, sin existencia. Sin duda que la historia se hace con aquellos hombres y mujeres que no reclaman en forma vanidosa su paso por estos caminos y sin embargo la memoria y el recuerdo los trae a nosotros, esa posibilidad cierta de estar escribiendo hoy es mas que un privilegio, una necesidad de contar a aquellos que hoy transitan y construyen caminos nuevos, esa mirada tan imprescindible para llegar a lo que somos y a lo que soñamos.
Marcelo, Hippie, Snoopy, o como quieran llamarlo, un joven de otro tiempo, que al igual que cientos, de pronto se sintió atraído, por aquellos que no solo buscaban su felicidad personal, como hoy, Marcelo, se sintió atraído por la capital, dejaba atrás su provincia y toda la infelicidad de su niñez en el sur. Pero que significaba la capital, si no había espacio y menos condiciones para su desarrollo, encontró entonces en una comunidad de jóvenes que vivían ajenos al mundo en el Parque Forestal, sin embargo y a pesar de vivir en comunidad y sin prejuicios, no dudo acercarse aquellos otros jóvenes que venían en un camión pintando la vida, la Brigada Ramona Parra, no era necesario ni presentaciones ni formularios, solo las ganas de hacer y Marcelo no pensó dos veces y se embarcó ahora en un proyecto con sentido de futuro. Desde esa noche su vida tuvo más sentido de lo que hasta ese momento había vivido, su paso e incorporación a la brigada lo lleva a sumarse al sueño de millones a la una y mil tareas en la construcción del gobierno popular del compañero Salvador Allende. Su entrada a la Jota, no dejo indiferente a nadie, su pelo más largo, crespo y rubio, su manera de mirar la vida y por cierto el ensoñamiento que todos colocábamos en lo que hacíamos.
Recuerdo verle llegar al Estadio Nataniel de vuelta de las jornadas de trabajo voluntarios, junto a miles de jóvenes. Venían llegando de Cabildo, sucios, cansados, pero con la satisfacción de la tarea cumplida. Luego las jornadas de propaganda se multiplicaban y Marcelo, era uno más de esa fauna de jóvenes comprometidos, el Quecho, la Palmera, Estorbo, la Peca, el kano, la Gaby, Bartolo, Piolín, la Biberón, la Choly, el peluca -que esta en Francia- el mono, el camello, que volvió al partido, el loco Danilo, el chazky, como me llamaban. En fin, tantos. Pero aquel sueño colectivo termina abruptamente, el trágico y siniestro golpe fascista, la larga noche de la dictadura. Sin embargo cada uno en su lugar, Marcelo no dudo un instante, ahí con otros supo dar su contribución, conoció la cárcel, 5 años y su espíritu no se quebró, conoció el amor y de vuelta a la democracia, no tuvo un espacio ni en un ministerio ni una municipalidad. Ahí peló el ajo, como tantos, robándole una moneda a la vida, tratando de no olvidar el sueño, reconstruyéndose en su día a día, reencontrarme con él y con su vida a medias, pero nunca doblegado, seguía teniendo sueños. Pero nuevamente la capital le cerraba las puertas. Marchó a su ciudad natal, Puerto Montt, ahí estuvo solidarizando con los trabajadores salmoneros, sin embargo y como se da en cada una de las ciudades, una mano anónima le cegó la vida, se nos fue el Hippie, como si fuera así de fácil, sin embargo esta con nosotros a pesar de ello, sigue en cada historia que se construye de manera silenciosa, la brocha que no tiene Marcelo la toma ahora Javiera y con ella un nuevo impulso a los sueños colectivos. Esta historia que no es de uno sino de todos, mañana si mañana será un nuevo día y ahí estarán los de ayer, los de hoy y los que vendrán.
Brigadista de la BRP-Macul 1973
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