Pintaba cuadros. Lo necesitaba.
Ahí desahogaba sus penas y además le servía para ganar algo de dinero
ya que su arte había caido en gracia a un ricachón del barrio nuevo.
Pintar sobre la desgracia humana le recordaba todos
los dias qué absurda era su vida.
Hoy no quiso pintar y arrojó su caballete por
la ventana, en una crisis de locura.
Hirió gravemente a un transeunte.
Era el comprador.
Texto agregado el 06-05-2008, y leído por 287
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jajajajajajajaj, esa si que es mala suerte, venir a darle en la tusa al del dinero. on-line
06-05-2008
ya no ganara dinero... ni tendra caballete!! angelandro
06-05-2008
jaj,ja,ja que fina ironía, llena de humor negro. te felicito, la brevedad y contundencia del texto crearon un platilllo de agradable digestión. marxtuein