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Anshee vivía en una zona de BsAs poco poblada, las casas estaban todas juntas, la universidad a la que asistía quedaba lejos, tenía un largo viaje.
En el colectivo se encontró con unas viejas amigas de la secundaria, que le comentaron que asistían al gimnasio de allí, para campeonatos de básquet. Como le entusiasmó la idea, decidió unirse.
En el campo:
– Hey, chicas tengo una idea
– Por qué no formamos un equipo femenino de basketball
– Tengo que pensarlo
– Vamos
– Necesitamos el sitio, tienes un lugar
– Lo pediremos prestado a los chicos o al entrenador
– ¿Tú crees que te lo concederán?
– No lo sé aún
En la estación, las chicas la invitaron nuevamente:
– Pero no tenemos un espacio
– Bueno, pero, por eso no te hagas problema, habla con las porristas, son buenas chicas
– Sí claro las barbies me dirán que sí
Al día próximo, se reunieron en la cafetería, se le rieron en la cara, porque eso les pertenecía primero a ellos. En segundo, los torneos empezarían pronto.
Una tarde, cuando Anshee volvía de su clase de informática, vio un cartel que decía: “Para vender en los siguientes 10 días”.
Pensó que podían usarlo para las prácticas aunque sea.
Entró, estaba sucio, descuidado y con las ventanas rotas.
Hablando con sus amigas, llegaron al acuerdo que se turnarían para limpiarlo y repararlo, la plata llegaría.
La noche antes del encuentro. Anshee observaba dibujos extravagantes. – Lo habrá hecho Jakie.
Después del partido, Jakie se quedó a borrarlos, y muchas personas se le acercaban o, pasaban por su alrededor, diciéndole que se marcharan.
En la casa de Anshee, para almorzar:
– ¿Saben lo que me sucedió?
– ¿Qué?
– Se burlarán de mí
– Dinos
– Ancianos hablaron conmigo
– Desde que te conozco que te quieren de un modo especial
– Ja, ja, ja, ja - todas
– De verdad, parecían fantasmas
– Por favor, viste la película del Jinete sin cabeza
– No
– Te dije que no la vieras
– Iremos contigo, ¿a quién le toca?
– A mí
– Vanesa, cuídala
En el club abandonado, asearon, acomodaron, y estaban listas para inaugurarlo. Pero cuando cerraban la puerta, aparecieron otra vez:
– Yo les dije
– Tienes razón- salieron corriendo
En la cafetería de la facultad:
– Debemos hacer algo para que se vayan
– ¿Quiénes?
– Esas personas
– ¿Otra vez?, ya dejó de ser divertido
– Perdón pero yo los vi y escuché
– Está bien, vamos todas a ver qué pasa
En la entrada, el mismo aviso:
– El anuncio está aquí, alguien lo colocó, esas barbies
– Fueron los viejos
– Jakie, no existen tales – y reaparecieron
– ¿Qué quieren, qué es lo que buscan?
– ¡Qué se largen!
Al regresar, una señora de extrañas ropas le aconsejó:
– Para que desaparezcan deben concederles el último deseo
– ¿Cuál?
– Ese lugar que ustedes tomaron, era antes una residencia que les quitaron
– ¿Cómo hacemos para que nos dejen en paz?
– Les daremos lo que piden, de acuerdo
En el torneo, ganaron 2 a 0.
– Podemos devolverles su hogar
– Nosotras no las dejaremos jugar aquí
– ¿Por qué? se supone que es patrimonio mutuo
– ¿Quién lo dice?
– El nuevo reglamento del deporte y establecimiento- anuncia el profesor
A la tarde, visitaron el nuevo departamento, en condiciones para que lo habiten. Todos eran felices, porque cada uno consiguió lo que más quería.

Texto agregado el 05-05-2008, y leído por 382 visitantes. (0 votos)


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