Emilia era una joven de 16 años que vivía en un barrio muy lindo de Los Ángeles con sus dos hermanas.
Estudiaba en la universidad comunicación social, llevaba 2 años.
En la facultad:
– Hola Emilia, ¿cómo estás?- pregunta Anabel
– Bien pero un poco asustada
– ¿Por qué?
– Porque dudo del parcial del miércoles próximo
– ¿Estudiaste?
– Obvio
– Entonces no molestes, te irá bien o tus nervios te jugarán en contra
– Eres un gran apoyo
– ¡De nada!
En la cátedra de las 3 de la tarde:
– Quiero hacer un anuncio importante
– Entonces dígalo
– Haremos un pequeño viaje
– ¿Cuándo?
– Dentro de 15 días a Nueva Zelanda
– No puede ser
– Hemos estado ahorrando en la cooperadora y alcanza para cinco días. Se suspenden los parciales.
Quedaron hiperperplejos.
En la casa de Anabel todos estaban conmocionados, ya estaban seleccionando la ropa que llevarán y contando la plata para ver si alcanzaría.
En la casa de Emilia no estaban muy contentos. Tenían caras largas, estaban más malhumorados, preocupados.
Preparando el bolso:
– ¡No lo sé Emy!- la mamá
– ¡Pero mamá!
– Nunca has estado tan lejos de casa y de nosotros
– Debes darme chance alguna vez
– Tiene razón Marta
– A parte ustedes están las 24 hs día fuera, ¿qué me reprimes a mí?
Se quedó callada.
Faltaban 3 días para el viaje, en la universidad estaban todos listos, el clima estaba estupendo y la emoción brotaba hasta por los poros.
El lugar era buenísimo con unos paisajes tremendos que te hacían quedar boquiabiertos.
Nadie se esperaba lo que sucedería.
Los teléfonos estaban prendidos para cuando hubiera señal se haría la cadena telefónica a los familiares.
El primer día fueron a recorrer las instalaciones.
El 2do día fueron a trabajar con el ganado.
Pero la noche del tercer día Emilia salió al inmenso bosque con Cecilia su otra hermana:
– Espera esto es enorme, creo que nos hemos perdido
– Siempre haciendo boberías
– Tú no eres miss responsabilidad
– Lo lamento me olvidé que eres la adulta
– Peleando no llegarán a nada. Aparece un hada.
– ¿Quién eres?
– ¿Emilia ves lo que yo?
– Es una pesadilla
– Soy tan real como vosotros, vengan conmigo y no se arrepentirán
– ¡No Emy no te le acerques!- le grita Cecilia
Ella desaparece.
Al regresar le avisó a todo el campamento la terrible noticia por supuesto que no le dijeron a los padres porque sería una catástrofe.
Con el hada:
– No temas
– ¿Qué quieres y por qué te me apareces?
– Quiero mostrarte mi hogar, mi nombre es Hampel
Llegaron a otra parte del bosque, un campo lleno de aldeas bonitas, el cielo con un celeste fuertísimo el sol brillaba con mucha intensidad, las aves volaban con mucha alegría:
– ¿Ves este árbol?
– Por favor déjame ir
– Puedes pedirle un deseo si quieres
– Deseo irme
Inmediatamente apareció en la cama al lado de su hermana, quien la abrazó bruscamente y dio gritos de alegría.
No le creyeron cuando contó sobre el sitio.
Pensaban que estaba atrofiada.
Haciendo la tarea de comunicación vio en la ventana un hada hermoso. Difícilmente se concentraba con él ahí. Después comenzó a llover. Se durmió, al despertar supuso que fue un sueño, pero no:
– ¿Quieres venir conmigo?
– Sí- con cara sonriente
– Quiero llevarte a la tierra eterna
La llevó volando por los cielos y las gaviotas los seguían.
En una cueva:
– ¿Cómo te llamas?
– Emilia
– Tu nombre es tan agradable como tú
– Gracias, y ...
– Mike y soy el príncipe de las hadas
– Increíble, es loco, un día estudiando para un examen y otro estoy aquí
– ¿Galletitas de uva?
– Claro
El bosque mágico había hablado, parecía que ella le resultaba confidente porque le confiaron los más misteriosos secretos. Los lugares más ocultos y las comidas más extrañas que jamás hubiera probado en Estados Unidos.
También tenía un lado oscuro porque seres horripilantes acechaban las fronteras:
– Debo pedirte un favor
– Dime- mirando seriamente
– ¿Quieres volver con los mortales?
– ¿A qué te refieres?
– Te necesito para pelear
– ¿Contra quién?
– Si regresas serás humana pero si te quedas tendrás la vida eterna
– ¿Y abandonar a mis padres, hermanas y amigos?
– Deseo irme
Reapareció en su cama. Nadie comprendía lo que sucedía. Querían ayudarla y no se dejaba, estaba sorprendida, aterrada pero a la vez feliz. Una mezcla de sentimientos
Una noche empezó a llover (habían pasado meses) Cada vez se hacía más fuerte. Con intensidad. Se inundaron las cabañas. Algo salvó la situación. Emilia en ese momento pensó en Mike:
– ¿Lo has pensado?
– ¿Qué?
Repentinamente aparecen en la cueva:
– Todavía estoy vacilando
– Lo lamento, estoy apresurándote, presionándote
– Sabes la he pasado re bien a pesar del temporal
– ¿En serio?
– Es maravilloso este lugar, especial
– Eso ¿Qué significa?
– Está bien. Cuando estoy en peligro siempre estás para auxiliarme. Amable, dulce.
– Combatiremos juntos ¿y los demás?
– Comprenderán
Yendo al avión les comunica el pedido, al principio dijeron no, pero luego lo aceptaron, si eso formaba parte de la felicidad de Emilia.
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