Nunca soporté ser un alma invadida,
hasta que vi frente a mí por quien yo moriría.
(Héroes del silencio)
Cierto, la invasión a mis espacios se hacían fuerte en guerras de libertades por mi propio arte, por mi propio alma; pero estuviste frente a mí, y no hizo falta más.
Hoy no estás y recito día a día este desamor:
Desamores, muerte.
He sentido morir
en tantos desamores,
pero nunca
una muerte ha sido
tan muerta como esta;
ni siquiera es desgarro,
ni siquiera me asfixio,
pues ya no respiro
y no tengo partes
que puedan llevarse;
Ni muerte lenta,
ni súbita,
no me queda más sangre,
Ya he muerto,
ya no vivo...
Y si es necesario recorreré cada escenario del sur, para alguna vez tenerte enfrente, y podértelo decir. Tal vez este será el precio de mi destino, este no vivir por encontrarte o viviendo para ver morir esta muerte que morirá al instante que encuentre tu rastro entre mi olfato, pues huelo el próximo encuentro, sé que estaremos frente a frente nuevamente, y no maldeciré el tiempo que ha corrido sin que podamos hallarnos en una mirada, sé que esto es lo que nos llevará a una nueva muerte, a una nueva vida.
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