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ELLA)



ELLA

Sus púberes años dejaban ver una hermosa figura, que se escondía entre las viñas para que no la viera, se escondía jugando a las escondidas; cuando la encontraba Ella se tiraba sobre mi espontáneamente y empezábamos un juego mas sexual que infantil.
Ella era rubiecita, delgada, bien formada, Ella no usaba corpiño porque no lo necesitaba, le encantaba andar a caballo y lo hacía en pelo sin montura, corría como el viento y no se caía por mas ligero que fuera; un día fuimos hasta el potrero, del fondo, de alfalfa, donde cortábamos pasto para los conejos, llegamos cada uno en su caballo, allí nos bajamos y empezamos a correr hasta que Ella se cansó y se dejo alcanzar, en ese instante empezó el juego diferente, yo la tomé en mis brazos y la alcé frente a mi, no era amor era instinto, me ofrecía su boca para que la pudiera besar, la tiré al suelo y empezamos un cortejo de amor , el pasto nos tapaba y nadie podría ver nada mas que dos caballos comiendo, algo habitual en el potrero, esa ocasión sirvió para amarnos, entre aquella maraña de pasto.
Tenía que trabajar porque su padre era peón y no le alcanzaba para mantener a los cinco hermanitos que Ella tenía, era la mayor y había ido hasta 6to grado y en esa época las chicas del campo no iban más a la escuela.
Mamá había tenido una empleada por muchos años, pero cuando se casó dejó de trabajar, y mama le pidió a papá que le consiguiera una nueva empleada.
Cuando llegó la nueva empleada todos nos sorprendimos por lo jovencita y lo linda que era, Ella tenía 16 años y Yo apenas 15, antes de conocerla Yo había tenido relaciones sexuales con tres chicas de mi edad, no era un experto ni tampoco un casto joven del campo.
Recuerdo que en las tres ocasiones que había tenido relaciones, no ocurrieron con amor sino algo mas parecido al deseo animal del sexo, el cual conocí viendo como actuaban los animales de la granja. La primera vez no fue fácil, estaba con una chica más grande y Yo no sabía exactamente que hacer, por ello la chica se enojó conmigo y se fue, por ese motivo esta ocasión no la puedo contar, las otras oportunidades sucedieron entre las viñas, con chicas de la cosecha, cosa que era común cuando andábamos jugando con ellas.
Los primeros días no tuve ninguna relación con la nueva empleada, hasta que un día Ella me dijo que le gustaba andar a caballo. Esa fue la primera ocasión que tuvimos de salir juntos para la finca, a buscar pasto para los conejos.
Mis relaciones previas como comenté fueron absolutamente de índole instintiva, sin que mediara para nada una dosis de amor.
En casa había una despensa al lado de la cocina, servía para guardar los salames, los jamones y la mercadería que se consumía en casa y que traían del almacén una vez por mes, con lo que se llamaba” el pedido”...
Para preparar los jamones había un cajón grande con tapa, dentro del cual se ponían los jamones en sal y se los dejaba por un tiempo, ese cajón tenía un tamaño de 1x2 m., era lo suficientemente grande como para dormir la siesta sobre el. Como los chorizos estaban colgados en un palo que suspendía del techo, me subía al cajón y bajaba un chorizo que ya estaba seco y era un salame, y con pan que había en la despensa me hacía un sánduche y esa era mi merienda al mediar la tarde.
Una tarde que estaba en ese menester veo entrar a la despensa a quien sería la mujer que me enseño a hacer el amor con “amor”, estábamos solos y no costó mucho que empezáramos con los juegos, la tomé fuertemente y la empecé a besar por el cuello, la boca, hasta que mis manos se deslizaron por su cuerpo, y allí por primera vez me di cuenta que la deseaba con todo mi sexo, que debía hacerle el amor pero en serio, no como a las otras mujeres que habían tenido sexo conmigo, esta vez era diferente lo sentía en mi piel cuando apenas la rozaba; era la hora de la siesta y era verano, nos sacamos la ropa y el cajón sirvió de cama para nuestro encuentro de amor, nunca lo había experimentado como esa vez, por primera ocasión sentía que me desvanecía y que ella se estremecía como si fuera a desmayarse, considero que esa fue en realidad “mi primera vez” , nunca antes había sentido lo mismo y esa fue mi primera culminación del placer sexual.
Ella tenía una pieza con baño propio en el extremo de la galería de la casa, yo tenía mi dormitorio en el otro extremo de la casa, una habitación que tenía una puerta que daba, al patio, al frente de la casa, eso servía para que Ella se viniera por el patio y entrara por la puerta del frente. a mi dormitorio, la puerta siempre estaba abierta y la que comunicaba con el resto de la casa, cerrada.
Fueron muchas las noches que Ella vino a mi cuarto y fueron interminables las noches que me quedé despierto, hasta largas horas de la madrugada, y apenas, poder despertarme al otro día para ir a la escuela.
Con quince años podía hacer el amor todos los días, o casi todos los días; los fines de semana que Ella se iba a su casa me parecían interminables, y cuando volvía nos encontrábamos con loca pasión haciendo el amor.
En casa había un parque muy grande con la mayoría de árboles de pinos, de distintas especies, algunos muy grandes, servían de lugar de reunión, poníamos las mesas debajo de los pinos y era un lugar deliciosamente fresco.
Una noche de fin de año como otras veces, nos reunimos a celebrar el acontecimiento, nos juntábamos con muchos parientes y papá hacía un gran asado con un novillo que mataba de la finca, el asado era complementado con chorizos, que también se hacían en casa, los invitados venían algunos de la ciudad de Mendoza a 70 Km. de distancia ya que la mayoría de los hermanos de papá vivían allí.
Esa noche cuando a las doce festejaban tirando petardos y tiros de escopeta Yo estaba con Ella festejando el año nuevo, en mi cama.
Cuando terminé el colegio secundario supe que me tendría que ir a otra provincia a estudiar y esas vacaciones las pasamos fantásticas.
Fueron mis últimas vacaciones con Ella ya que cuando me fui a estudiar Ella y sus padres se fueron a trabajar a otro lugar y nunca mas supe de Ella.

1958.jefpacheco1
-Campamentos-Rivadavia- Mendoza.


CARNAVALES (VERSION COMPLETA)

Unas fiestas que se festejan muy intensamente, en San Juan, son los Carnavales. Como la mayoría de los días corre agua por las acequias, no había necesidad de ir muy lejos a buscar agua.
Las chicas jugaban a la par de los varones y venían de barrios vecinos a jugar en frente de nuestra casa. Se juntaban, dos amigas de la bodega vecina, Emilia con su hermana, la prima de Emilia y una chica que venía de no se donde, que era amiga de las chicas, unas seis en total.
Los varones éramos los cuatro de casa, junto con Pepo, (Florindo no jugaba) con el que luego me fui a Buenos Aires y los amigos del turco, que eran dos; en total seis.
Era un lindo grupo para jugar, todos éramos menores de veinte años y salía a flor de piel la brutalidad de pegarles unos baldazos con agua a las chicas, que por poco las desnudaba.
Jugábamos hasta la tarde y luego nos íbamos todos a la casa. (A tomar mates, pero sin matear).
Esto lo hacíamos todos los días de carnaval, por supuesto que esos días en San Juan no había clases.
Las chicas tenían una técnica propia, salían varias juntas y corrían a uno de nosotros, cuando habíamos gastado el balde nos agarraban ellas y nos hacían sopa.
En las noches nos íbamos a los clubes, nosotros llevábamos a nuestro grupo al baile, en esa época no había problemas.
Recuerdo los carnavales de San Juan porque nunca festejé de igual manera en otros lados a pesar de que fui a varios.
Los carnavales tenían, su parte mas lindas después de los chapuzones con agua a la siesta y era cuando cada uno se iba con una piba a la tardecita a su pieza de la casa de estudiantes, los dueños de nuestra pensión se iban los días de carnaval a Pocito, distante unos cuantos kilómetros, así quedaban varias piezas para ocupar con nuestras “parejas de carnaval”: los tres dormitorios nuestros, el de la familia y el cuartito de la nena, además de la cocina living-comedor con sus grandes sillones.
Llegábamos a la casa y cada pareja ocupaba una pieza, no había discusión por cual ocuparía cada uno, el primero que llegaba elegía la que estaba vacía y luego se iban ocupando progresivamente.
Estábamos allí hasta las ocho de la tarde, cuando ya empezaba a bajar el sol, eso para tener tiempo de ir a cenar y luego pasar a buscarlas para ir a bailar.
Los primeros días de carnaval, fueron encuentros sexuales por primera vez con la compañera, todo comenzó de a poco, pero mi relación con Emilia ya venía de hacía un tiempo aunque todavía no habíamos tenido sexo.
Recuerdo especialmente el primer encuentro, porque Emilia era muy ardiente y no tenía excusas para iniciar una relación. Ella se mostró tan activa como Yo, los besos nos encontraron sacándonos la ropa, ella estaba desnuda y por primera vez veía su cuerpo de esa forma, me quedé helado: Era preciosa, con sus quince años era una figurita, dibujada por el mejor pintor; como no pudo ser de otra manera, los besos siguieron por los senos preciosos que tenía, a pesar de sus pocos años eran grandes y paraditos con un pezón muy grande.
Mi excitación y la de ella nos llevó, a que nos besáramos y nos dijéramos dulces palabras de amor, pues este enamoramiento venía de nuestras salidas anteriores y de muchas noches bajos los enormes carolinos de su casa.
Su grácil figura tentaba, no a besarla sino a comérmela toda y así fue que le empecé a mordisquear por la piernas hasta llegar al clítoris, que estaba paradito y durito, eso le generó mucha excitación y ella buscó mi pene, empezó a succionarlo a la par que me pedía que la besara “mas”.
La locura se había desatado y estábamos a la puerta del paraíso, ninguno de los dos comprendía cómo éramos tan felices con nuestros quinces y dieciséis años.
Junto a la locura, iba la sinrazón de no prestar atención a que estábamos teniendo sexo sin protección.
No era un tema que en ese momento nos ocupara.
Así fue que ella abrió sus piernas ofreciendo su vagina para que Yo la penetrara con todo mi amor.




EL BAÑO. Versión completa

Una anécdota de algo que me sucedió en la casa de los amigos del Turco, fue muy graciosa, Yo estaba bañándome en la casa del mellizo Randy, uno de los que casaba gallinas, porque no había agua en casa desde hacia una semana, estaba lo mas bien bajo la ducha, cantando de contento, cuando en eso entra al baño una rubia, linda, totalmente desnuda,… cubierta con una toalla me dice: … (“¡hola! ¿Como te va?-)
… (¡Bien!..- -¿que haces?-)
(¡Me vengo a bañar! ¿Me haces un lugar?)
... (– ¡Bueno!-)
…y terminamos bañándonos, desnudos, sin saber quien era cada uno.
El baño no terminó allí, empezamos un jueguito que culminó con ella poniéndose en la bañadera en posición “perrito”, con las manos apoyadas en el extremo plano de la bañadera donde se apoyan los frascos de champú.
La ducha nos tiraba agua muy caliente, era invierno y esto contribuía a hacer más agradable la situación.
Yo le empecé a besar el clítoris , ella estaba a gusto y muy excitada, de pronto se dio vuelta y quedó con la espalda apoyada en la bañadera, me atrajo hacia ella y me empezó a chupar el pene con mucha fuerza, cuando hacia un rato que estábamos así volvió a la posición perrito y me pidió que se la metiera, le introduje todo el pene por la vagina y ella decía : …”me gusta,… me gusta mucho”... a la par que se movía con mucha intensidad.
Yo se la sacaba y se la metía de a poco y le movía el glande en la puerta de la vagina, para luego metérsela bien a fondo, a medida que progresaba este jueguito, ella me dijo que se iba a acabar y que lo hiciéramos juntos, entonces me empezó a decir …”dale”…”dale”, lo que influía en mi y me llevaba cada vez mas cerca del orgasmo; en determinado momento me dijo “dale que me voy” y Yo como cumpliendo una orden eyaculé, junto con su copioso fluido vaginal, llenándola de semen, mientras la besaba apasionadamente en la boca.
Se terminó de bañar, se cubrió con su toalla, y se fue sin saber yo: ¡quien era!


1958
SAN JUAN
ARGENTINA


LA FIESTA EN LA CASA DE LOS EMPLEADOS DEL BANCO DE INGLATERRA.
Todo comenzó el día que fuimos a la fiesta de los estudiantes, el 21 de septiembre de 1966.
Ese día fuimos a un campamento que hacían unas chicas de la ciudad de Santa Fe, en el paraje de Colastiné. Nosotros habíamos salido buscando un lugar cerca del río Colastiné, donde pudiéramos hacer un asado. Al pasar por el frente de una casa de fin de semana, vimos un cartel escrito con carbón sobre un pedazo de cartón:…”Dentre el que traiga el alimento”. La invitación era general y tentadora, miramos hacia el parque que rodeaba la casa y vimos un grupo de chicas, en principio no había varones. Roby se destacó del grupo y avanzó hasta el encuentro con las chicas y les dijo: …
¡Somos seis varones y traemos asado para todos!
-A lo que las chicas le respondieron:
¡Si es así pasen, nosotras también somos seis!
Bueno está decir que las chicas habían traído solamente comida fría: Sándwiches y algunas frutas, por lo que el asado que hicimos fue lo mejor que les pudo pasar. En cambio las tortas que ellas tenían, reemplazaron unas naranjas que habíamos traído de postres.
Todas las chicas eran del “Instituto del Profesorado”, donde por lo general no cursaban varones, salvo honrosas excepciones, la comida inició las buenas relaciones y al promediar la tarde ya habíamos armado algunas parejas; alguna como Roby y Alicia ya llevan 35 años de casados y dieron la vuelta al mundo, viviendo en todos los continentes por la profesión y los cargos ocupados por Roby.
Pasamos una linda tarde con las chicas, quienes al finalizar el día nos dejaron invitados para una fiesta que organizaban en una casa del centro, un Centro de Estudiantes, con la finalidad de recaudar fondos.
Allí se empezó a armar una rueda de invitaciones, en la fiesta del Centro de Estudiantes había unos ingleses, que querían hacer una fiesta en su casa y solo conocían dos chicas. Estas dos chicas conocían a las del profesorado y ellas nos conocían a nosotros, fue así que terminamos todos en la casa de los ingleses, empleados del Banco de Inglaterra, que por ese tiempo existía en Santa Fe.
Cuando los conocimos los ingleses practicaban el “fair play”, no estaban borrachos y eran correctos muchachos del prestigioso banco.
En su casa las cosas lucían diferente, llegamos y las latas de cerveza congeladas estaban esparcidas sobre la mesa e incluso tiradas sobre los sillones vacías y llenas, ellos, era evidente que habían comenzado solos la fiesta, antes de la llegada de los invitados. Al recibirnos, los dos, antes de saludar, lo primero que hicieron fue ofrecernos cerveza, todo el grupo de chicas y muchachos habíamos ido juntos, ya que nadie era amigo de los ingleses y la relación era con dos chicas amigas de ellos. No se si fue porque hacía mucho calor o porque en Santa Fe se toma mucha cerveza siempre, pero en poco tiempo todos habíamos bebido como para ponernos a tono con los ingleses, que estaban definitivamente borrachos, es decir teníamos una graduación alcohólica parecida,y así no los despreciaríamos “por borrachos”.
Salvo ellos dos, ningún otro muchacho o chica había pasado el límite, estábamos alegres pero de ningún modo borrachos. Empezamos a bailar y como hacía calor las chicas se sacaron todo lo que pudieron y nosotros terminamos en cueros. El baile y la franela nos dio más calor y nos obligó a tomar, en algún momento el calor se convirtió en calentura y las cosas derivaron para las piezas de los ingleses; tenían tres dormitorios grandes y uno chico de la empleada de servicio, el living comedor, el comedor, la sala de trabajo, la antecocina grande como un comedor, la cocina, el cuarto de lavado y planchado y una galería cerrada que era una habitación más. Las parejas se armaron con la ayuda de la cerveza, éramos todos grandes, mayores de 24 años y cada uno sabía a que se exponía si se quedaba en la fiesta o mejor dicho si iba a la fiesta.
Cuando habíamos bebido y bailado lo suficiente, cada parejita fue buscando su acomodo, primero desaparecieron los ingleses con sus viejas amigas, luego cada uno buscó intimidad en los lugares restantes; por suerte la casa estaba llena de cómodos sillones, hasta la galería tenía sillones de sobra para sentar a todos los miembros de la fiesta.
Nadie se quedo sin su sillón y todos llevaron sus cervezas, la noche, estaba en su apogeo y empezó a venir el fresco de la laguna vecina a la casa; se apagaron de a poco en cada lugar las luces y se abrieron las ventanas, enormes por el tipo de casa, chalet al lado de la laguna.
Alguno que otro que bebió mas de la cuenta, (… o como dicen los cordobeses…” ¡pa. que te metí si no tení organismo!”…) pasaba a vomitar al baño arruinándole la noche a quien estaba con el/la.
Cada pareja tenía su lugar y nadie molestó, no hubieron borrachos que se cruzaran de una pieza a la otra, todo se desarrolló como si alguien lo pensó, pero no fue así, solo la juventud y el azar hicieron de esta fiesta algo –borrachos pero- espectacular.
Cuando comenzaron a cantar unos pájaros todos fuimos saliendo para el comedor que quedó vacío, ya estábamos todos vestidos y las chicas y nosotros nos habíamos lavado y peinado, listos para emprender la retirada, al comenzar la mañana.
La madrugada nos saludó y despidió de los ingleses que no se despertaron cuando nos fuimos.

Texto agregado el 05-05-2008, y leído por 1434 visitantes. (1 voto)


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