MI ESPALDA



Anoche
me visitó la muerte,
se acurrucó en mi espalda
y me talló en hielo
con molde de mujer,
pude darle la espalda,
pero ella,
me susurró al oido,
sobre el coro de
ángeles perdidos,
que esperaban por mí
mas allá de la luz.
Logré distraerla
con un poco de vida,
y fue entonces,
cuando ella me empujó
contra el colchón,
apolillado de tiempo.
El silencio,
se tragó a la palabra
y lentamente detenida
me dormí.
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Hoy desperté
con un perfume
a flores húmedas,
mi carne desierta
ante el verbo y la flor
y una mano,
dibujada a fuego
en en mi pequeño
corazón...