Cuando el pasado es presente
y nada,
absolutamente nada
es verdaderamente mentira,
aunque nada
o casi nada
es verdad,
y todo se reduce
a absoluta,
aplastante
realidad,
cuando el ayer
es tan hoy
como mañana,
y el mañana
es más ayer
que el propio hoy,
cuando la prisa
es hoy tan común
como innecesaria,
cuando en la esquina
de Scoseria y Brito del Pino
reina una temperatura ambiente
paradisíaca,
y los criollos sucedáneos
de yuppies
se enseñorean
posesionándose del paisaje,
una pregunta sí es posible,
durante tan siquiera
unos instantes,
es posible percatarse
de todas estas cosas.
En una esquina
de uno de mis viejos barrios,
de gastadas baldosas
y adoquines,
y a la vez rincones
retocados una y otra vez,
es posible percibir
esos lugares
con nuevos ojos
y a la luz de
aparentemente contradictorias
pertinaces reflexiones
y memorias,
es posible intuirlas,
es posible vislumbrarlas,
es posible registrarlas,
como furgones de cola
de una y miles
predeterminadas,
ampulosamente aburridas,
de antemano anquilosadas,
intrascendentes,
anodinas
globalizaciones.
Eytán Lasca © abril de 2008
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