OTOÑO OTRA VEZ

Llevo horas sentado a la orilla de un arroyo pequeño que atravieza el patio trasero de mi casa. Hace frío, es otoño otra vez. El doblar de las campanas de la iglesia se siente algo apagado y a lo lejos, mientras mis ojos permanecen pegados en las ligeras ondas que el viento forma de manera tan sutíl sobre el agua. En mi cabeza da vueltas hace un largo rato una idea que prefiero no contar. Esta vez no voy a mentir, quizás omita algunos detalles que prefiero guardar para mí.

Hay imágenes que no me puedo quitar de la mente. Hay palabras que aun me retumban en los oidos. Una plegaria, una súplica.

¡Qué alma más inmisericorde!!!

Me asusta pensar en lo que va a pasar ahora. Yo que siempre tuve mis manos campesinas sucias con tierra ahora las tengo manchadas con sangre. ¿Cómo llegué a esto?