Levanto la vista, te miro
¿Por que osás llamarme?
Sabés que no te voy a contestar
pero igual hablás palabras secas,
palabras vacías.

Estoy recostada, es mi mejor aposento
mirando las formas que produce
el abismo que existe entre nosotros
y sonriendo a la lejanía de tu persona.

Tengo los brazos rodeando
la desnudez de mi cuerpo.
Sabés que mi carne tersa
jamás rozará la tuya.

Y de mis labios carmín
se pronuncian palabras para el viento
¨Sólo yo existo en este mundo¨
sonrío ante la pura verdad.

Poniéndome de pie, me alejo
mientras camino escucho a mis espaldas
tu voz que, desesperada, me llama.
Esta vez ni siquiera levantaré la vista
para saber que estás haciendo.