-No sabés escribir.
-[Risa ahogada] ¿Cómo se escribe?
-A ver, primero se lee uno todo el diccionario de la RAE. Luego uno asume que los sentimientos son más como verdugos y sirven para hacerlo a uno comer toneladas de estupidez diaria. Inmediatamente después de eso se deshace uno de su propia personalidad y su habilidad para pensar y encadena palabras para quejarse del amor o alabarlo hasta el hastío [porque de eso es de lo único que vale la pena escribir], entonces puede uno comenzar a plasmar las plastas de mierda que se le cruzan a uno por la mente. Así, es, entonces cómo se escribe. ¿Sabés? somos como esa mujer que iba al Louvre con Baudelaire, que viendo todas las formas en que la anatomia humana se había abarcado con el arte y contemplando a Venus en mármol perfecta en su desnudez, se sonroja, se tapa la boca y pregunta cómo es que pueden mostrarse formas tan indecentes en un museo.
-[cara de desconcierto que raya en la náusea] Y ustedes... ¿se multiplican?.
-Sí, tenemos al mundo sitiado.
La tristeza que le embargaba era tan indeleble como el número en su brazo izquierdo. Podría si quisiera conjurar la incandescencia en su piel cuando lo marcaron con letras de imprenta; se abalanzaba hacia la noche con obscura precedencia: 1266655. Los gritos tatuados en su lóbulo frontal resuenan en sus oídos, madres masacradas por el bien de la ciencia y sus cuerpos hechos polvo uno sobre otro en los cementerios comunales, las moscas democráticas no discriminan a nadie. ¿Estaba Dios allá arriba, en el cielo? ¿Estaba acaso observando indiferente a las masacres que tomaron lugar y a las que estaban por ocurrir? Racimos de días entre el "antes" y el "después", tantos días, tantas horas, minutos, segundos, orgasmos, golpes, lagrimas, papeles, etc. punto y aparte, una linda clausura como en Cosmopolitan o una venganza como en la mafia o una mofa como estas líneas. [Ya para después] Con el cañón de un arma en la sien se sentía uno cerca de casa; y luego me dicen que soy un cobarde. ¡No!, pero un compañero de celda estaría aceptable que me lo dijera, estaría perfecto [luego le fabrico una sonrisa doble], pero es uno de estos come mierda que nunca han probado la desesperación, van por ahí dando vueltecitas de gato con un chal en los brazos diciendo lo primero que se destila del culo, se lo vomitan a uno en la cara y luego con unas palmaditas en el hombro mientras uno reprime la nausea dicen: "Buena onda mano" o alguna gilipolles como "La vida hay que vivirla". Se piensa por dos instantes, o dos eras, o dos tiempos; se piensa, el sacrificio no glorifica los triunfos. Va uno por ahí afilando los vidrios para que entren más fácilmente. Espera por algo mejor y cuando llegue será inevitablemente muy tarde, pasar todo el día pensando que todo esto lo llevara a uno a otro lugar, una especie de Edén terrenal. ¿Cuántas veces ha pasado? ¿Cuántas veces se ha visto una felicidad [o un amor] que dure puro más de dos semanas? ¿No hemos pasado toda la vida nadando entre inmundas proposiciones de continuar soportando día a día?
"No te he visto estudiar"
¿A quién reputas le importa tener la razón? La fuerza de la verdad se perdió mas o menos ahí por la Ilustración [Bar & Discoteque]. Ya no existe, la verdad es tan útil como leche para la resaca. Ahora nos quedan estos "sándwiches de realidad" que saben ligeramente a tristeza y a mierda. Estamos sitiados, estamos tristes, estamos de transición. Inflados hasta el hastío de malas excusas para justificar una existencia sin sentido ni propósito, llevando la responsabilidad de vivir "lo mejor posible" cuando es más rentable morir [si se tenia por corazón una caja registradora]. Pero ¡ah, sí! había que vivir la vida, que el amor te iba a salvar, que "simplemente [me patea los cojones]" eras un resentido de mierda, que tenias problemas [y por ende andabas por ahí escribiendo], que después de limarte los dientes de la rabia te ibas al infierno sin ninguna ceremonia [talvez una afeitada]. Ahora sos un adjetivo. No sos un ser humano. Sos una palabra. Sos un verbo.
"Cristiano" "Ingeniero" "Puta" "Escritor" "Fashion"
y luego el axioma del verbo que define por completo la integridad y comportamiento psicológico de un [humano] bípedo:
"visita los cafés de su ciudad" "chupa" "Va a la iglesia" "anda cogiendo" "fuma" "lee" "estudia" "consume drogas" "ve los atardeceres" "llora con la lluvia" "es marica"
Más algo así como "ser", algo que [todos] los carceleros nisiquiera sueñan con tener.
Aguantaba hambre todos los días. No rendía en el trabajo. Se sentaba a acabar con el sueño el hambre para despertar mareado y hambriento. Se sentaba a recorrer los pantalones vaqueros con la mirada, a burlar las faldas, a desnudar y follar, a distraerse para no morir de inanición o de deshidratación. Iba al baño a tomar agua, para engañar al plomo en el estomago. Había incaparina en la refrigeradora, para joderlo, estaba ahí viéndolo desde su empaque; con mirada de nutritivo, alimenticio y energizante. [Vive] Vivía en una miseria innecesaria. Luego fue lo del pasaje. Eso fue el colmo. "Primero pienso luego [entonces] existo", no era muy filosófico pero jamás se sintió tan cerca de sí mismo como en esos periodos de conciertos estomacales a la mitad de un examen. Volando sobre sí mismo por la hipoglucemia. Afilando los sentidos, perdido entre la necesidad de alimento. Con la boca como arena. Después de eras de evolución había que soportar esta idiotez de existencia reducida a vagar por ahí con el corazón latiendo, el cerebro [semi] funcionando y el estomago tan vacío que sentía poder ver a través de su columna. Estaba ahí parado [casi] desmayando, surgiendo de sueños [psicodélicos] plagados de pianos y notas para olvidar ["Cuánto la quise"] el arrullador sonido de la muerte. Sintiendo lástima por su miserable y consumdio ser. [Des-a-dap-ta-do] Y quejándose. Sabiendo de la belleza de afuera y sintiendo la mierda de adentro. La mierda inevitable. La mierda de todos los días. Y luego el pasaje.
Los niños juegan y dan vueltas, caen rendidos de la risa; y en el ébano infierno de la noche se asoman dos perlas que juegan a reflejar plagio lunar. El averno mismo lame con sus eternas llamas las calles del pueblo, McDonald’s ha puesto sucursal y no tardaran todos los demás. Cuarenta grados a la sombra, las suelas de tus zapatos se quedan pegadas a la acera. La caída de la noche no cambia en ni mierda el pegajoso sudor en los costados y debajo de los parpados ridículos lagos de salinas, no podía ser peor que las cámaras de gas. Querían que tuvieras congruencia, que siguieras un molde incluso para juntas las letras. No podía ser peor que embotar los sentidos homicidas. No podía ser peor que oír a tu mente gritar misericordia al mismo Luzbel.
Escribir para desahogarse es el mismo error que fumar para relajarse. Practicarlo es idiota. La adicción no se hace de rogar. |