Hay rumores que se convierten en leyendas y leyendas que se convierten en mitos y mitos que se convierten en fábulas y fábulas que se convierten en susurros e historias contadas al calor del fuego en noches de invierno y en pesadillas que pueblan los grandes sueños desvalidos y hacen que el amanecer nos sorprenda sudorosos y con la piel de pollo.
Hay leyendas urbanas que esperan en callejones o en rincones donde la luz del alumbrado público no logra iluminar las vagas figuras que en ella habitan. Y otras, que comparten el día a día, el mismo asiento en un micro a las 10 de la noche o las 1 de la tarde . Es ahi, ahí mismo,donde el terror acecha, dónde menos se lo espera.
Nadie sabe a ciencia cierta cuando empezó todo y cómo, sólo se sabe que ella está ahí y lo que es peor, no se oculta al abrigo de las sombras, no, no es asi. Su presencia recorre las calles más concurridas y muchos juran haberla visto llegar antes que nadie, pero ya muy tarde. Otros incluso dicen que desde cierta distancia la divisaron, pero por un extraño sortilegio no alcanzaron a alertar a quienes le rodeaban. Y cuando se dieron cuenta, ya era tarde, muy tarde.
Y entonces es en ese momento cuando se marcan hitos en la vida de las gentes, la sangre se hiela, antiguos jeroglíficos se vuelven más oscuros y descifran la profecía escrita en las estrellas desde el primer día del mundo. Es en ese momento cuando la Sátira de los Pantalones se hace presente y desde ahí ya nada será igual.
Según señalan las crónicas, su modus operandis no presenta uniformidad en sus acciones. Varía según el lugar y las normas de conductas de sus habitantes. Eso sí, su presencia es advertida desde antes por el temblor de los escaparates, el vuelo despavorido de los pájaros, el soplo del viento sur aunque se esté en pleno mediodía de enero, el inexplicable castañear de dientes, el estremecimiento de las rodillas, la presencia de nubarrones aparecidos de ningùn lugar, el salpullido en la palma de la mano.
Según explican los afectados, la susodicha persona se llega hasta el local donde se venden las prendas.Sigilosamente, al amparo del techo del local en cuestión, desenfunda un fajo de billetes y los va contando uno por uno. Los vendedores obnubilados observan dicho fajo y piensan que harán la gran venta del día. Una vez contado el fajo, ella avanza y desde ese momento, el negocio elegido ha sellado su suerte para siempre.
“Buenos días, sho ando buscando un vaquero buzo ¿tiene alguno para mostrarme?” es la primera frase que dispara certeramente a sus víctimas. Los vendedores ya la han visto y cándidamente, con una sonrisa amplia responden con el“Sí, señorita, tenemos como dos mil clases”.
Dicha frase ha de convertirse en el epitafio del negocio, pues la Sátira de los Pantalones no se detendrá hasta problarlos todos, sin importar la hora, estado de tiempo o partido ha ser televisado esa noche, llevará al límite la resistencia física de los encargdaos del local. Se cuentan casos en que la citada más arriba ha quedado hasta 26 horas y 50 nminutos, sin comer ni beber absolutmente nada, sólo con el propósito de probarse cada modelo de la prenda que constituye la razón de su existir.
Nada se sabe con exactitud que motivo la impulsa a obrar de esa manera ni el origen de su obsesión que raya el paroxismo. Vagas explicaciones han intentado descubrir dichas causas en las profundades de la psiquis humana, los orígenes de esta ¿enfermedad, vicio, apostolado?. Los vanos intentos apuntan a descubrir (¿curar quizás?) el leiv motiv de este hecho. Lo único que se ha podido saber es que ese, ¿arte, don, hechizo?, tuvo sus inicios en las áridas regiones chaqueñas que se encuentran más allá de la frontera y que la ciudad de siete colinas le ha servido como una especie de post grado en perfeccionar sus técnicas de recolección .
Pero si sus ataques causan temor de día, durante la noche se vuelven más radicales aún. Y es en esos dias, en las horas mas concurridas de ciertas noches, es cuando ella hace su aparición. No lo hace cual peajero que aguarda a su victima amparado en la penumbra de alguna esquina ruinosa. No, ella está en el epicentro de ruido, ahí donde la cantidad fomenta la variedad, en el burumbumbum donde la adrenalina causada por la emoción de poder elegir el mejor ateuendo, eleva las técnicas hasta límites insospechados.
¿Che, dicen cuando donde vamos esta noche? Dale, decidanse sha! dicen que dice cuando su sed insaciable de pantalones ataca de manera frenética. Hipnotizadas, sus amigas deciden rumbear al boliche más próximo. Una vez llegadas al lugar e instaladas en la barra, cada una observa detenidamente el movimiento de los recios mozalbetes que merodean por ahí entre el tunchitunchi. Aclaremos que la única persona interesada en el atuendo es la citada en éste relato. Las demás están interesadas en el contenido de dicho atuendo, aunque nunca se sabe ¿vio?.
Una vez instaladas en la barra y luego de pedir los correspondientes copetines, cada una se dispone a observar a la fauna presente en dicho lugar, admirando a sus eventuales presas. Ella, sentada en un rincón en silencio, sorbiendo tímidamente un vaso de drink apepu, sólo observa hasta que la víctima es elegida y después...amóntema.
Sigilosamente se acerca al chaval electo y apoyada de sus palabras, con movimientos contorneantes, desliza la palma de la mano por los plieges de la tela, realizando de esta forma un breve escrutinio viendo si la vale la pena el sacrificio. La víctima, obviamente, no opone resistencia alguna pues ésta, obnibulada, se deja llevar por el momento. Una vez que la víctima se halla a su merced, Lasáti se dispone a asestar la estocada final y con unas palabras sugerentes, logra sacarla del local levándola por desconocidos recovecos sin que hasta el momento nadie pudiera describir que pasa en ese nebuloso instante.
Sólo los reportes periodísticos de la madrugada ya enterrada, dan con el paradero dle desaparecido. Lo titulares del Mitakumbae encontrado opívo vera en un baldío, estallan en los primeros titulares de los diarios amarillistas. Asombrados y muchas veces maliciosos lectores,dejan correr todo tipo de especulaciones y cuando alguien falta al trabajo un día cualquiera ya los compañeros empiezan a tejer diversas conjeturas donde no se descarta que el ausente haya caído en las redes de Ellla.
Vanos han sido los intentos de los investigadores por descubrir que ha pasado con el desgraciado ser.Intensos interrogatorios sólo han arrojado confusas pistas que terminan por enredar más la cuestión.
Según comentan, las madres han redoblado sus consejos para con los jóvenes que atentos las escuchan, como en aquellos lejanos años de la infancia..Hoy en dia no es raro ver a varios jóvenes y no tanto, ir a cualquier con una bolsita dentro de la cual se puede encontrar el clásico chorcito. “Voy a jugar fubol temprano mañana” aducen. Pero nadie les cree pero tampoco nadie los contradice.
Hay rumores que se convierten en leyendas y leyendas que se convierten en mitos y mitos, que a aunque los rayos del día y la rutina diaria los nieguen, siguen existiendo y esperan, quizás a la vuelta de la siguiente esquina.
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