La mente se especializa en inventar pretextos falsos para llegar a un conformismo mentiroso; es así como uno se resigna, a estar en l lugar equivocado, asegurándose a si mismo que, es el lugar elegido cuando, en realidad estamos en el lugar de nuestra equivocacion. Entonces la conciencia, incapaz de consolalarse ante una mentira eterna, nos convence de estar en el lugar correcto.
Y así vamos como sonámbulos viviendo una vida que estaba destinada para otro y sentimos el vacío del des-encuentro con nuestra verdadera vida y es ese vacío que no puede llenar ninguna eternidad. El ser advierte la diferencia y danza melancolicamente por las calles de la desolación que, lo acunan en cada amanecer.
El cobarde se refugia en la silenciosa mentira y hace de ella su altar más preciado, arrastrando con él a diferentes espectadores que pasan por su vida indigna...