II.- Las Ciudades de la Tormenta
Desde tiempos antiguos, la raza del rayo se dividió en grandes ciudades, cada una con un rey propio los cuales tenían una reunión anual donde se discutían las decisiones tomadas y se evaluaba el desempeño de cada uno; y aunque el puesto era hereditario si los demás no estaban conformes con alguno, éste podía ser reemplazado.
Eran ciudades poderosas pero pacíficas, los niños que tenían el poder que le daba el nombre a la raza eran reclutados desde pequeños y entrenados para proteger al rey y a su pueblo, no era una capacidad que se traspasara de padres a hijos pero aún así seguían naciendo con cierta periodicidad.
Aliot fue uno de aquellos y recordaba exactamente el día en que lo habían ido a buscar, tenía 11 años y se fue con un montón de niños y niñas de la misma edad, todos lloraban, al igual que las madres de las que habían sido separados, pero la suya no, tenía un lugar especialmente reservado para la imagen de su rostro impasible observándolo mientras el grupo se alejaba, ya a la distancia habría jurado ver una sonrisa. Él tampoco lloró ni dio muestras de emoción alguna, no tenía miedo y a pesar de que tampoco le gustaba mucho la idea de ser arrastrado a su destino, tenía la urgencia de saber más de aquél poder que se gestaba en su interior, y sabía que en el lugar a donde iba le enseñarían lo que quería conocer.
Así de simple, quería aprender, superarse y ser más fuerte a una altura en que todos los demás deseaban estar con sus familias y jugar en un lugar seguro.
Ávido de conocimientos, adelantó rápidamente a sus compañeros y comenzó a practicar junto a principiantes de edades más avanzadas, mientras que los ejercicios dejaban de parecer un juego y tomaban poco a poco su magnitud real.
Lo primero es manejar la electricidad, para lo cuál el regimiento tiene su propia hidroeléctrica, donde los recién llegados aprenden a contenerla, encausarla, dirigirla y a no ser heridos por ella, proceso que comienza lentamente y tras el cuál muchos de los novatos son devueltos a sus casas por falta de destreza o de concentración, ambas imprescindibles. Los aprendices que pasan esta primera etapa, son llamados “Shientys” que significa “Manipuladores” y pertenecen a la tercera orden del ejército del rayo que es la más numerosa.
Lo segundo corresponde a crear electricidad, para lo cual los Shientys son alejados del río y encerrados durante meses hasta que logren encontrar su “Centro”. Según sus creencias todos los Shientys poseen energía propia que se encuentra en esta especie de caja. Que es el secreto de sus poderes ya que atrae a la electricidad exterior mediante su fuerza propia, esta caja puede ser abierta sólo tras ser encontrada, lo que conlleva a que ésta energía guardada pueda salir y ser usada por la persona. Los Shientys que logran encontrar su Centro y por lo tanto originar electricidad son llamados “Maenhtys” o “Creadores”, corresponden a la segunda orden, más exclusiva que la tercera y con menos integrantes.
La orden más importante es aquella en que los soldados han sido Shientys y Maenhtys, y han pasado a la tercera etapa, la cual consiste en convertirse por completo en electricidad; lo que es concebido como una ampliación del Centro, el cuál termina por consumir el cuerpo como combustible y generar un tipo más poderoso de energía. Esta es una cualidad peligrosa, que si no es controlada en su plenitud puede hacer desaparecer a la persona definitivamente, manteniéndose ésta de forma incorpórea y sin conciencia de manera indefinida, por lo cuál llegar hasta esta etapa es posible sólo si el sujeto mantiene un control total sobre su Centro y su conciencia.
Éstos últimos soldados son los que ocupan los puestos más altos en la jerarquía según sus habilidades y son llamados “Cosenlhis” lo que quiere decir “Incorpóreos”, se encuentran en menor cantidad y son tratados con mayor respeto.
Aliot logró convertirse en Shienty con una velocidad pasmosa: apenas cumplidos los ocho meses de entrenamiento. Tiempo en que fue tratado como un niño genio dado que normalmente la primera etapa demora en completarse entre tres y cuatro años. Tras lograr cosa tan inconcebible, fue llevado a los “sitios sin luz”, en donde Bastian se proponía alcanzar el título de Maenhty con igual destreza.
Fue aquí donde las cosas comenzaron a salir mal.
"Dominación letal de interés y locura, en estos muros de papel”
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