El cristal de la copa se incrustó dentro de su mano al verlo ingresar en aquel salón festivo. Lágrimas y sangres se derramaron por su piel ante esas infinitas caras asombradas que la observaban. Entonces lo besó profundamente hasta escuchar el crujido de sus vértebras. Fue cuando extraños conjuros se extendieron por la sala como un murmullo indescifrable. Mientras, sus cuerpos permanecían abrazados y estáticos frente a las escalinatas del palacio, consolidando así eternas promesas incumplidas...
Texto agregado el 18-04-2004, y leído por 500
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Lectores Opinan
19-04-2004
En glorioso technicolor y en cinemascope. Es como dice libelula una escena de una hermosa película, de esas que se transforman en clásicos que después la tele repite hasta el cansancio para deleite de los nostálgicos... gui