Con el frío que corta mis huesos como carnicero entibio mis manos en el ejercicio de la escritura garabateando versos a una noche sorda donde la compañía son ebrios que beben en honor a sus soledades y el mesero se queda quieto como monumento a la inoperancia. Tal vez esta mesa en que brindo haya estado reservada para otro o yo nunca debí entrar en este bar lo cierto es que bebo y mi boca se hace túnel por donde corren los sorbos como automóviles en una autopista. Con el único afán de entibiarme un poco acaricio el vaso de rojo vino y pienso en todas las mañanas que vendrán con espejos donde mi rostro no se reconocerá o los surcos de mi cara delatarán mi congelamiento interior. Bebo para matar el frío pero sólo me mato a mí mismo.
Texto agregado el 30-04-2008, y leído por 153 visitantes. (2 votos)