Ciudad tomada

Has tenido el arrojo de fundarme.
Ciudad desvirgada en un asalto a mano armada.
Me tomaste el corazón, ese que llevamos las hembras
Grande y amoroso, casi así, luna preñada por sueños de poetas.
¿Ves como se dilataba la noche en el filo de tus ojos amantes?
En mi desierto plantaste el árbol, escribiste cartas de amor,
nacieron los hijos.¿Recuerdas?
Eran pájaros tus manos sobrevolando el deseo de asombro.
En derrumbe juntaste los escombros de antiguo estiércol.

Navegabas esos pezones de almibar entre llantos.
que se quemaban como una nave antigua.
Cuánto caminaste lento por los surcos
de los muslos quedando atrapado, esclavo y victorioso.
Intuías al amor o daga que escarba la arena de los pensamientos.
No mediste adonde va la ola cuando encrespa la tempestad.
Esa bandera blanca apostada era yo, exiliada
en un territorio enemigo entregando su ejército sin batalla.
Claudicaba el reinado de una mocedad ególatra.

Te daba mi intimidad que la pronunciabas en un murmullo,
y entera donada, abandonando miedos, fracasos y espinas:
Me nacian rosas.
También peces que vertian un océano íntimo, regresando a su red.
A la ciudad que tomaste le encendian luces de entre sus sepulcros.
Tu, cantabas victorioso abrazando la conquista del beso.
Yo, renacida de entre mis ruinas, cantaba solo tu nombre.