Paso a paso, estación a estación, mientras los pensamientos se cruzan y avanzan en todas direcciones,
No dejaremos de ser como nubes que junto al vaivén del viento van precipitando el alma hasta desparecer,
Dejar de ser parte de todo y darnos cuenta que nuestra incomparecencia no resulta un caos en el mundo,
Muchas veces, demasiadas, me paro a pensar en mi final, suele ser cuando veo ancianos caminar renqueantes por la calle
La misma calle que resuena bajo mis pasos acelerados, sin tiempo para darme cuenta que mi alma queda marcada en ella.
No se realmente que me mueve, puedo pasar de un estado vegetativo a otro mucho más activo sin que mi cabeza se de cuenta absolutamente de nada, ni mi cabeza ni aquellos que me rodean, que me miran como si fuera eso que siempre estuvo allí y que allí esperará, pero cada mente, cada persona es la única poseedora de ese gran poder, el poder de cambiarlo todo en un breve instante.
Me siento inseguro, me sostengo en una línea demasiado inestable y la caída puede ser demasiado cruel, en los momentos de mayor ahogo suelo pensar en mi gato y eso me tranquiliza, ¿porqué yo no puedo caer de pie igual que el?
Creo o puedo creer que estoy demasiado en las nubes y no abro la boca demasiado, me refiero a las cosas importantes, como un ser avaro, quedándome con todo en mi interior y aunque lo intente siempre algo queda sin salir.
Si todo el mundo comenzara a pensar sobre si mismo, encontrar las diferencias que existen entre el y las demás personas y aceptarlas, sería mucho mas grata la convivencia, dejar de mirar mal a lo diferente y saber que todos lo somos.
Todos somos nubes precipitando nuestra alma hasta desaparecer, paso a paso, estación a estación.