|     Devuelve esa miseria.
 
 El no quería acercarse donde se encontraba su padre, sentía vergüenza. Pero sus amiguitos insistían, pues si le daban 5 pesos, comprarían dulces para todos. Y como el padre estaba apostando a los gallos, es porque tenía dinero.
 
 Lo convencieron. Y entre alegría y tristeza, se acercaba a su padre. Alegría, porque su padre le daría la bendición. Y tristeza, porque a su padre no le gustaba que lo molestaran cuando apostaba a los gallos. Pero coincidencialmente, siempre que lo podía ver y besarle la mano, era en la gallera.
 
 En está ocasión era igual, le besó la mano  sion papi  y con un gesto despectivo, el padre sacó 10 centavos, se lo entregó y al mismo tiempo - Dios te bendiga y váyase para su casa, los niños no están en galleras-.
 
 El váyase para su casa no lo escuchó, pues la alegría que le produjeron los 10 centavos y el Dios te bendiga era tan inmenso que se le olvidaron todos sus amiguitos. Y, emprendió una carrera que a todos sus compañeritos los dejó votados. Y, entre zancadas y zancadas, solamente decía; - vi a papi, vi a papi, y me dio diez-
 
 Sus amiguitos, que al verle salir tan rápido, también lo siguieron, solamente escuchaban cuando decía, - vi a papi, vi a papi, y me dio diez
- la alegría también los contagió, y se decían  hasta paleta vamos a comprar con los diez pesos, eso da para comprar de todo-.
 
 Y con el corazoncito tan agitado como las olas del mar en un Huracán, llegó donde su abuelita. Y ésta a verlo tan contento, sonrió. Pero con tristeza, pues la polla de él, ella la había tenido que matar para comer. Y le dijo  y esa alegría mi terruño  Y él le contestó  vi a papi, abuelita, y me dio diez-
 A ella se le agrandaron los ojos, lo cogió por un brazo y le dijo  deja ver los diez pesos  Y el niño sorprendido, le dijo a ella  cuáles diez pesos, abuelita, fueron diez cheles  Ella frunció las cejas y con una voz estruendosa le dijo  Devuelva esa miseria
 rápido-.
 
 Sandy Valerio.
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