Hay días en los cuales se amanece y la sensación de soledad que lo embarga a uno es indescriptible, y lo más extraño es que no hay razón para eso, porque no hay diferencia entre el día nuevo y el día anterior. Es más bien un estado de ánimo que lo embarga a uno como si en sueños se hubiera ido uno a otra parte y no le halla gustado retornar, como si el sueño mismo pudiera crear una referencia de otro estado en el cual uno se siente más completo y por lo tanto al despertar incompleto.

En estos casos suelo sentarme solo en el balcón de mi casa y tratar de reobtener toda esa sensación hallada en el sueño... y es una fuerza inmensa para pensar. También, en estos estados de melancolía suelo repasar las imágenes de toda la gente que conozco, con sus sensaciones... y me embarga entonces una sensación de despedida, como si un tren me fuese a llevar a otra parte... conozco entonces en estos momentos el origen de la música. Es esta sensación de despedida, como si en el sueño se me hubiese dicho "Despídete" y la sensación de soledad es la preparación para esa despedida. Intento entonces, una vez más, estar preparado, bien preparado, para cuando llegue el momento.