CALMA ES LA NOCHE

Calma es la noche
que comienza
a desplegar su bùsqueda,
sedienta
de pàlidas sombras
que se esconden
en lo profundo del rìo.
A mi ventana
llega un solplo
que araña
los sonidos del tren.
Insomne la piel
de mis pulpejos
en inùtil plegaria.
Grito de animal a un cielo
interminablemente frìo
y en mi lengua
un sueño de estopa
delira
sobre los lugares
de tu rostro.
Nunca antes
han tardado tanto
los versos de humo
que te nombran.