Del film: azul
toma 23/24:
( tomas alcohol puro)
¿estuviste pensando en mi?

Nada.
Vacío infinito, el se sentía infinitamente vacío, ella se llenaba, de alcohol.
Ella sentía una especie de desprecio obligado hacia el mundano. Mentiras que derrochan verdad.
Aparición de un nuevo mundano, el nuevo sujeto le regala una estrella a la niña, ella la usa para encender un cigarro, ebriedad.
Resaca.
Los viejos protagonistas se abrazan, se besan las manos con aromas desesperados, sospechan que no pueden hacer mas que eso.
Mundana y mundano planifican una cita para dentro de seis décadas, sospechan que no quieren asistir, saben que no van a asistir, mundana sonríe: por primera vez lo vio volar.
Aparición de nueva mundana terriblemente conocida, la pequeña pide al mundano que saque a bailar a la nueva protagonista, la del vestido verde, mundano niega con la cabeza.
La antigua protagonista llora, sabe que cuando planificaban aquel encuentro era la ultima vez que lo vería volar.
En cuestión de segundos (o terceros) comienzan a alejarse, impacto. Se escucha el sonido de las manos al separarse lentamente, único sonido audible. Mundana entiende que debe dejarlo ir, mundano simplemente, se quiere ir, caminando, ella prefiere volar. Inspiración caos dentro del caos.
Palabras mágicas, el nuevo mundano intenta besarla, la niña confunde el color de los ojos y lo degusta sin piedad, ebriedad.
Resaca, arrepentimiento.
Ingresan a una maquina del tiempo (aclare desde el principio que estamos hablando de pura ficción)
vuelven atrás, no pueden empezar de cero, empiezan de cinco, ya se conocen, entonces.
Una palabra mágica, recuerdos.
Así empezó todo ¿no?.
Resignación, la cámara se apaga, pero esta vez no se volverá a encender.
Pantalla negra no hace dar cuenta de que no volveremos a visualizar con realidad extrema aquel funeral.
Pantalla negra. Letras blancas descubren a los mundanos con nombres y apellidos.
Camarógrafo sonriendo de resignación, guarda la cinta en una cajita, pequeña.
Letras transparentes de tiza de color escriben en lo ojos de la mundana una verdad caótica y dulce:
“ adiós, mi hombrecito”. Literal, tal como ella siempre quiso conversar con el, literal. Hablaremos.