¡Y que no digan!.
Que hoy no salí porque no me dio la gana.
Y que no vengan bullentes mancillando reproches,
porque aquí estaré, pasivo, tendido sobre la cama.
Porque de tan vivir, a veces a uno se le van las ganas.
Y si hoy no salí de la pieza,
si no asome por las calles,
es simplemente porque no me dio la gana.
No abrí la ventana al día,
no había sol para mí esta mañana.
La muerte es niebla en los huesos,
y estaba cansado y con futura llovizna.
¡Y que no digan ....!.
mas si dicen, si gritan,
habrán de enjugarse el paladar con espinas;
porque estoy en mi cama tendido
con toda mi vida dolido.



¡Ay!, que no los oigan mis ruidosos vecinos,
mis laboriosos vencidos, mis obreros diurnos,
combustible de mi sueño nocturno
enajenado de su trigo, mi bencino.
Porque caerán uno a uno los balcones
de tus julietas, sin amores ni promesas,
por desprecio de tus quejas.
Por tu ignorancia del hombre y del hambre.
Por tu extrañada y junta ceja.
Por tu ombligo omnisciente,
tu racismo miedoso
y tus dos manos ausentes.
Porque tu risa es mucha
para tu humanidad tan fútil.
¡Ríete humana hiena estéril,
ríete toda tu vida entera!.
Reclama prodigio en otros,
y clava puñales por errores,
que no te alcanzará tu alegre vida entera
para tragarte de un sorbo
toda tu muerte sin penas.


Que también esta mañana oré por tu pereza.
Que yo me quede rezando,
vestido de llanto y pena,
mientras tu vagabas alegre, vociferando,
orgullosa de tu flaqueza.
Y si yo no salí esta mañana,
y si tu no abres los ojos al mundo,
es simplemente hermana mía
porque no nos da la gana.