Siempre se lo habían dicho, "esa pereza tuya va a ser tu perdición".
Como un día oyó decir a su madre que le había nacido un hijo cansadodecidió no llevar la contraria ni quitarle la razón, así que asumió su papel de vago y como tal ejerció toda su vida.
En el colegio nunca salía a jugar con sus compañeros, el futbol, el baloncesto o cualquier juego que implicase ejercicio físico le daba pánico, no sabía que era cansarse ni tenía el más mínimo interés en descubrirlo; el destino se alió con él y unas fiebres le retuvieron en cama durante meses quedando exento de la asignatura de gimnasia a su vuelta al colegio, esa exención era sólo para aquel curso pero nadie se molestó en confirmar que para los posteriores aquella justificación no era válida. En contra de lo que pudiera parecer, esa actitud sedentaria no sirvió para que fuese más estudioso pues como vago redomado que era también rehuía a la fatiga mental; en esto también tuvo suerte, la retentiva de su mente era tal que no necesitaba estudiar para los exámenes y aunque no sacaba notas brillantes tampoco eran aprobados rapados.
Los años de instituto transcurrieron igual, a pesar de su falta de ejercicio tenía un cuerpo atlético además de un rostro agraciado, haciendo que sin proponérselo su genética le hiciese pertenecer al grupo de los populares. Aquella época fue la más agotadora de su vida, por no discutir se encontró con que de repente tenía novia y que debía acompañarla a las fiestas, por supuesto que podía negarse pero eso le agotaba más que acudir a los jolgorios y sentarse en un sofá para beber y dejarse querer.
Llegó la Universidad y como era de esperar en él se matriculó en la universidad a distancia, en filología extranjera;siguió con la misma novia hasta que ésta le dejó, no entendió que si estaba en la cama con otra por el sencillo motivo de no tener que enfrentarse a una larga serie de razonamientos para no ser infiel. Tuvo suerte y nada más acabar la carrera encontró empleo de traductor editorial, no necesito moverse de casa, vía internet le llegaban los manuscritos a traducir y por ese mismo medio enviaba el trabajo ya realizado.
Así transcurrió su vida, sin dar un palo al agua, haciendo el mínimo esfuerzo, siendo la pereza personificada. Una noche mientras dormía sintió un ruido en la casa, al principio no le dió importancia y después su vagancia siguió sin dársela, ¿para qué levantarse si eran ladrones?, primero tendria que abandonar el confortable calor de la cama, después tendría que llamar a la policía con el riesgo de que los ladrones le descubriesen y agredieran; la otra opción era enfrentarse a ellos con el mismo riesgo de por medio, así pues se quedó en la cama e intentó seguir durmiendo. En eso estaba cuando la luz se encendió desvelándolo, molesto pidió que robasen lo que quisieran pero que le dejasen dormir tranquilo. Uno de los ladrones decidió sumirlo en el sueño eterno y le disparó.
Sintió como se iban dejándole en la cama empapando las sábanas con su sangre, tal vez pudiese taponar la herida, igual podía llegar al teléfono y pedir ayuda, pero le esperaría una larga estancia en el hospital, tal vez meses de rehabilitación y dolor, además de las consabidas y cansinas visitas de la familia y los amigos así como de la policía para tomarle declaración e intentar que reconociese a los agresores. Todo aquello le pareció agotador, decidió que no merecía la pena, ¿para qué seguir viviendo si la muerte era el sumum del perezoso?, ya no tendría que esforzarse ni en respirar. Sintió un escalofrío que lo hizo envolverse más en las ya rojas sábanas y cerró los ojos.