Salió como cada mañana a hacer la compra, entró en la tienda saludando a todo el mundo, tomó una cesta y la llenó de lo que necesitaba. Todo transcurría con la misma calma que tiene lo cotidiano, sin sorpresas ni emociones fuertes; bostezó mientras el cajero adolescente se rascaba uno de sus múltiples granos, frunció el ceño con cara de asco para luego sonreír divertida, pensó en la poca vida sexual del muchacho pues tenía entendido que la eyaculación ayudaba a los hombres jóvenes con sus problemas de acné, se aguantó la risa mientras se tapaba tímidamente con el bolso simulando estar buscando el monedero; el dependiente le miró con la cara de resignación que pone la juventud cuando alguien de mediana edad le está importunando haciéndole perder el tiempo , tiempo que iban a perder igualmente pues tenía que estar en su puesto de todas formas. Molesta por el gesto resignado del chico sacó aprisa y corriendo la cartera, al hacerlo un objeto se le cayó al suelo ante la mirada de todos.
- Señora se le ha caído el amante - le dijo el muchacho haciendo que el resto de la clientela estallase en una sonora carcajada - Por cierto se le olvidó comprarle las pilas , a ver si esta noche su machito no cumple.Jajajajajaja-
Roja como un tomate se agachó a recogerlo, la mala fortuna hizo que su falda se rasgase dejando ver su ropa interior.
-¿Nos va a montar un show porno ahora?Jajajajajaja- se rió un cliente
-Mire yo llevo billetes para poner en su braguita si quiere- se mofó otro mostrando su cartera
-¡Vale ya!-gritó una mujer-¡Ya quisierais funcionar tan bien como un aparato de esos, que si las mujeres los compramos es porque no sabeis hacer vuestro trabajo!
Se inició una serie de insultos entre la gente, ellas eran putas, zorras o ninfómanas y ellos maricones,eunucos o impotentes. Ella no abrió la boca en ningun momento, seguía colorada pero ahora no era de vergüenza si no de ira, ira por necesitar aquel vibrador, ira por sentirse sola, ira por la hipocresía de la gente, ira por ser causa de burla general; pero sobre todo sentía ira porque un niñato lleno de granos purulentos siguiese riéndose por la discusión generada, ira porque un mocoso no supo callarse la lengua y se carcajeaba de ella sin respeto alguno.
Lo agarró por la corbata y lo atrajo hacia ella
-¿Quieres saber que más llevo en el bolso?-le preguntó con una sonrisa malévola
-¿Otro consolador para su cu...?-no pudo acabar la frase, una aguja de tejer se le hundió a fondo en el corazón mientras su sangre comenzaba a teñir el ovillo de lana blanca en la que estaba clavada.
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