Hoy es un día donde la tristeza invade mi alma. Hace un año que mi vida tomó un rumbo diferente; encontré un mundo donde los sueños y las ilusiones eran los protagonista de mi vida, pero se desmayó sin razón. Hubo un tiempo que creí que a su lado me comería el mundo, y ahora, un año después, me doy cuenta que ´él fue quien se comió todo aquello que yo tenía dejándome sin nada.¿ Dar marcha atrás? No se puede. ¿Luchar? No lleva a ningún lugar. ¿Llorar? NO se lo merece.
Durante este año he aprendido a no suplicar por una caricia, a no darlo todo por un amor, a no pedir un beso, a no perdonar por una sonrisa, a no rogar por unas palabras... Solo me falta aprender a no odiarle para pode ser libre.
Miro por la ventana y las gotas de agua se chocan contra el cristal de mi vida y se funden en él; gélidas gotas que se asemejan a lo que hay en mi corazón. Todo mi sentimiento que se convirtió en lágrimas, ahora se convierte en hielo; un hielo impenetrable que hiere la mano de aquel que quiere derretirlo.
Miro al cielo y puedo deslumbrar algún rayo de luz que atraviesa las nubes. La luz tiene un brillo especial que consigue sacarme una tímida sonrisa de mis labios. La luz refleja a aquellas personas que han significado algo en mi vida y que, después de todo lo pasado, si son verdaderos amigos seguirán a mi lado. Eso me da fuerzas; todo no esta perdido. El secreto de la felicidad se puede hallar en las personas que siguen contigo.