Cuando uno lee un libro espera ansiosamente el final, ese desenlace que podrá hacerte reír, llorar, estremecerte.
Así es nuestra vida, como un libro. Comenzamos a vivirla desde que nacemos, nos entrelazamos con la vida. Cada capítulo es nuestra propia vivencia de la realidad.
En cada página vemos como nuestra vida trascurre, hasta llegar a la mitad del libro.
Ahí nos detenemos a pensar en el porque de muchas cosas. Porque amamos sin medida, sin mirara a quien. Porque perdemos aquellos momentos que deseamos y que no se borren jamás. Porque aquella persona que amamos, la perdemos por no saber cuidara, no avivar ese amor desgastado por el tiempo.
Así seguimos por ese camino, lleno de intrigas, temores, ignorancia y desconfianza hacia aquello que nos hará daño.
Somos humanos de la desesperación, no querer quedar solos, de temer de dejar amar, vivir.
Retomamos el libro y continuamos leyendo y tememos llegar al final por miedo de ver nuestra propia desgracia, nuestra muerte.
Pero la curiosidad nos puede más y seguimos leyendo.
Vemos en cada capitulo lo que nos falta y lo que tenemos. Lo que deseamos y vemos lo que nos rodea. Como ese amor furtivo que no conocemos, ese amor real que nos acompaña siempre.
Esos lugares que no hemos visto y aquellos que si y no recordamos.
Todo eso se va leyendo en ese libro, hasta que llegamos al final. Ese subtitulo al pie de la página que nos dice.
No dejes de soñar, porque si lo haces llegaras a la última página…tu muerte.
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