Hay noches en que la noche
Pareciese romperse de a cachitos,
y suele suceder entonces
que alguno viene a dar directo a mi frente.
Yo invento formas de rejuntar los pedazos,
Pero no hay caso, siempre hay algún
Trozo de noche debajo de la almohada
De una luna o mujer.
Salgo a buscar entonces
La nochecita perdida.
Voy directo pá el bar de la esquina
No vaya a ser que sufra insomnio como yo.
Paso por la cocina esquivando
Una cantidad tupida de cubiertos,
Sartenes como elefantes, repasadores como aves,
Son fauna soñada por el sueño de las cacerolas.
Hecho un vistazo en la olla grande,
No sea acaso que estén cocinando noche
Con trocitos de misterio.
Pero nada noche, no te encuentro.
Por fin salgo a la calle, pego una respirada honda.
Miro el cielo por buscarte donde algunas noches estabas,
Y veo pasar por el hueco que dejaste
Un pájaro con el pico lleno de recuerdos.
En el piquito trae un papel que dice recuerdos.
Parece una hoja de otoño que no termina de caer.
Una ala la tiene llenita de amigos,
La otra ala casi no alcanza a sostener
El pedacito de tierra, envuelta toda en papel de abrazos.
“venís cargado pajarito” le digo
“tumbate acá en las ramitas de mi costado”.
El pajarito se sienta en el árbol de mi pecho
Y comienza a silbar algún tango viejo.
Yo me vuelvo pá la casa, ya que seguramente
También mañana tenga que trabajar.
Me meto en la cama y cierro los ojos
Y ya no me acuerdo que había ido a buscar.