Ahora que los años se trazan en mí como líneas en un cuaderno de geometría me doy cuenta de que malgasté mis suelas yendo y viniendo de tu casa a la mía sin que jamás correspondieras mi sacrificio. ¡Cuánto zapato gasta este niño! se quejaba mi madre. Malgasté mis suelas yendo de mis manos a las tuyas pero nunca las encontré abiertas se perdieron cerradas para siempre en la curva del olvido. Hundido como clavo entre papeles e instructivos malgasto mis suelas subiendo de un piso a otro para conseguir hablar con el jefe. Y no obstante haber malgastado tanta suela estoy cierto de que las más queridas fueron las que me llevaban de tu casa a la mía.
Texto agregado el 25-04-2008, y leído por 167 visitantes. (6 votos)