Era durante los gobiernos de la cuarta república, un desconocido llamado Hugo Chávez se reunía clandestinamente con un grupo de Oficiales de las Fuerzas Armadas. Hablaban de lo divino y humano, “seré presidente, decía”, y con esa idea parecía que se transportaba a otra época. Los otros compatriotas, lo miraban extrañados, algunos hacían gran esfuerzo para no reírse. Usted compañero Chávez, Presidente, como cree, aterrice camarada, ¿tiene idea del poder del Estado actual?, los Adecos están vitalicios en la silla. Seré Presidente, y de inmediato comenzaba a dar una charla interminable hablando sobre el Libertador, Sucre y Fidel Castro. Luego de las dos horas que demoraba el compatriota Tribilin en decir la perorata. El compatriota Arias le interrumpía, con bastante dificultad, y le preguntaba: ¿cómo vamos a hacer para tumbar al gocho? Miren compatriotas, lo primero que debemos hacer es creernos que estamos en el poder, es algo elemental, es tu energía funcionando para ti, con esa idea entre ceja y ceja, nos organizaremos, discutiremos. ¿Sabes como tumbaremos al Gocho y cualquiera que esté en la silla de Miraflores? Todos los demás Oficiales de distintos rangos lo miraban extrañado, a este ser como sacado de la mitología. Con la lengua, compatriotas, y sacó la lengua y se la mostró a todos un buen rato. Este es el órgano más importante y peligroso de todas las épocas, capaz de tumbar a cualquiera que esté en el poder, destronar reinos, conquistar el amor de cualquier princesa. Sin balas ni tanques. Coño, Tribilin, se te jodió la testa, decía el compañero Arias. ¿Por qué tienen que ser tan simples compañeros? Ya no les dije que el primer misil que debemos aplicar a la Cuarta República es la lengua, debemos aprender a usar el lenguaje, convencer, dirigir, no tengan dudas de lo que ocurrirá dentro de poco, seré Presidente.
¿Y el poder de los adecos, la CTV, FEDECAMARAS?, el ejército defiende al gocho hasta la muerte. ¿Acaso, compa, usted es conocido?. No lo conoce nadie, sólo nosotros, es un perfecto desconocido en Venezuela, decía Arias. Debemos tumbar al Gocho, aunque sea con 10 compañeros, dice Hugo mirando la nada. Ahora si se volvió loco, compadre. Si estamos seguros en salir derrotados, ¿para qué vamos a la guerra? Precisamente para dejar de ser unos desconocidos, unos bolsas sin futuro, decía Hugo. Es el plan. Además, es imposible llevar en estos momentos un mensaje a la Nación, ellos tienen los medios de comunicación, no nos dejarían hacerlo, sería muy peligroso. Luego hay que tratar de tumbar al Gocho aunque sabemos que en esta acción es posible que no caiga. Necesitamos un momento de gloria, para conectarnos con el pueblo, la gente está arrecha con CAP, se siente en la calle el descontento, debemos aprovechar esa ola que viene para cambiar las circunstancias a nuestro favor, es como montarnos en la ola. Coño, compadre, si nos agarran, nos fusilan, nos ponen presos, tenemos familia, hijos. El que no quiera hacerlo, está en libertad de escoger su camino, dijo Hugo, mirándolos fijamente a los ojos. Los que queden conmigo buscarán más compatriotas, será necesario que los convenzan, necesitarán liderazgo para explicar el plan a sus compañeros de tropa.
El tiempo pasó y le dio la razón a Tribilin, dieron el golpe, pero nadie supo que la idea principal no era tumbar a CAP, sino que ellos querían los minutos de gloria, la célebre frase preparada con anticipación, digna de todo un profesional de Mercadotecnia “Por ahora ”. Asi se conectó Tribilin con el alma del pueblo. Quedó inoculado en la conciencia social del Venezolano, ya no era Tribilin sino el “Comandante Por ahora”. El tiempo le daría la razón, llevaría a la Presidencia a Chávez, pero por votación popular, ese fue el primer engaño, esto no fue ninguna revolución, una revolución es difícil hacerla de forma pacífica, más con la cultura del Venezolano, que tiene metida en las entrañas una cultura capitalista, una forma de vida burguesa. Luego esto no fue nunca un revolución. Fue desde el comienzo un gigantesco engaño. Utilizaremos sus mismas armas, dijo el comandante “Por Ahora”, sus medios de comunicación, sus armas, su forma de lucha, los derrotaremos en su terreno. El Estado quedará igual, por muchos años será el mismo, trataremos de modificar la constitución, y aun así costará hacer los cambios profundos en la psiquis del venezolano. Esto es un trabajo de años. Hablaremos de socialismo aunque no lo sea, diremos que Jesucristo lo era, utilizaremos la lengua para cambiar todo y no cambiar nada.
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