Me duele decirles esto, es que nunca imaginé que me fuera a suceder, pero hasta aquí he llegado. Realmente siento que he perdido mi dignidad, no tengo el respeto de mi esposa, ni de mis hijos siquiera, y hasta el perro se orina en mis zapatos. Me quieren si, pero no me respetan, y ya no puedo cargar con eso. Seguramente ha sido mi responsabilidad, no se como ocurrió, no he sido consciente, pero si sé que cuando uno pierde el respeto hacia otra persona es porque de alguna forma se lo ha buscado.
Lo cierto es que estoy aquí sentado, organizando mis asuntos, no quisiera que después de dar este salto me sigan reprochando; si ya lo sé, ya sé que no voy a estar para escucharlos, pero a esta altura es casi una cuestión de honor, dejaré mis papeles en orden y partiré. Me llamarán cobarde, dirán que no tuve la suficiente valentía para afrontar la realidad y torcerla, dirán que si tanto los amaba no los hubiera dejado, blá, blá, blá, siempre tendrán algo para decir Yo me pregunto ¿por qué no hicieron su parte?, es que acaso ¿no vieron que iba camino a esto?, claro, es que están tan acostumbrados a criticarme que nunca se les ocurrirá pensar que a este hombre angustiado y desesperado no se le pudo ocurrir una mejor idea.
Cuando encuentren esta nota ya no estaré con ustedes, seguramente nada cambiará demasiado considerando que hace mucho tiempo que mi opinión no cuenta, pero me hace feliz pensar en el vacío que les quedará cuando me busquen para depositar en mi sus frustraciones, por fin deberán mirarse en el espejo.
Me llevaré conmigo algunas pertenencias, por las dudas, nunca se sabe, un poco de dinero, mi pasaporte y mi revolver cargado con una sola bala, para que más.
La hora ha llegado y debo hacerlo, no miraré atrás por miedo a arrepentirme, es que un gesto de humanidad de parte de cualquiera de ustedes me conmovería, y probablemente me haría cambiar de opinión. Pero sepan, mi suerte está echada, esto es solo cuestión de tiempo, si no es hoy será mañana, ¡pero será!
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