Llegan oleadas de dolor que no se contienen las ganas de abrazarme, malditas punzadas. Debo medicarme, porque aparecen demasiado temprano, y siempre se van demasiado tarde, cuando aturdido no vale la pena dejar de sentir dolor.
Manos que no sirven para la digitopuntura que me han enseñado, o no he aprendido bien. Me falta salir a respirar un poco, confundirme entre la gente apestosa y retrógrada... Me falta ensuciarme un poco con su contacto, por lo menos las manos que inútiles no sirven para nada.
Han venido lastimeras nuevas caras a injuriarme, y el odio contenido se muerde las uñas por salir con un cuchillo en la mano. Les miro, desvanecerse poco a poco, se van haciendo más pequeños... He de arremeter contra alguien por ese crimen infame que ví en un celular, video morboso de una muerte que me debo cobrar, aunque nos quedemos ciegos.
A cuantos deba aplastar la maldita cabeza no lo sé, pero los estaré esperando agazapado, y cual fiera en la sombra sobre sus espaldas saltaré para encajar uñas y dientes, acabando con ellos uno a uno. Ya los encontraré solos y erradicaré en nombre de esa muerta desconocida, debo seguir planeandolo todo, que pronto comenzaré... Continuará... Obvio. |