Puedes confiar en que el cielo no se caerá, creer que tus emociones son eternas y que el destino llama a la puerta. Puedes tener una idea vaga de cómo la vida trabaja para ti. Tomar mis acciones como una afrenta a tu libertad, vanagloriarte del amor infame que te profeso. Pero cuando las noches caigan a tu paso, cuando la extraña bruma cubra tus pensamientos y sea yo quién a lo lejos esté llorando por ti, no podrás acercarte, no podrás consolar el llanto que cae de mis huesos al intestino de la tierra. Porque todo está dicho y mis lágrimas riegan el jardín que construyo para olvidar.

Creer que has ganado todas las batallas, pensando en tu inmortalidad. Soñar con que los caminos que has trazado te guiaran indefectiblemente a la gloria. Podrás soñar con las noches en que tu ego le ha ganado a todo aquel débil de alma, creer que por tu voluntad de piedra no habrá sufrimiento y que los llantos ahogados no vendrán jamás a atormentar tus noches. Seguirás enfrascado en ti mismo, sin mirar a los lados, sin contemplar tus acciones.

Seguramente no seré yo quien te mantenga en vela, ni quien atormente tus sueños. No seré yo a la que extrañaras, porque de seguro pasaré como brisa a tu lado, no habré tocado tu corazón. Pero sí seré yo quien comprenda tus acciones, quién a pulso y paciencia aprendió de ti y por ti. La enseñanza que habrás dejado en mi camino bastará para desterrar una presencia infame y ególatra que quiso succionar la poca vida que no lograba vivir.

Si errante profesaba colmar la vida, amar al planeta tanto como a esos ojos cafés, errante caeré al destino que mis manos buscan y garabatean en el espacio, en el vacio interior descolgado de esa llamativa espalda. Sin guías caminar ciega y a tientas por la cegadora luz que destruye mis venas, que arranca colgajos de mi piel, picotea mis ojos e inflama el dolor incesante que siente la carne expuesta a cuervos que llevan tu nombre.

Espasmos de dulzura conjugan mi pecado, temblores internos acallan el grito de mi odio y elevo mi susurro al subterráneo de mi vientre en pedazos. Ay de mis manos que tocan y acumulan el vacio de tu presencia extranjera. Ay del dolor que siente mi cuerpo. Ay del llanto interno que dejará reseca mi voluntad. Ay de ti confusa presencia.

Exiliado del presente, confiscado en el pasado, enemigo de mi futuro. Calla opresor, dictador, derechista manipulador. Mierda tus fundamentos, mierda tu incoherencia y mierda tu vida, que caiga en el maldito presente tu ignorancia completa. Que si alguien rescata tu inerte existencia no seré yo, que perdí las entrañas rebajándome a tus ideas nefastas, ideas retrogradas y llamadas perdidas.

Es la última línea. Mi última línea.