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Inicio / Cuenteros Locales / cisco_marcos / 13_El Círculo de Heaven (La gran guerra)

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13. LA GRAN GUERRA

Ambas comenzaron a caminar hacia las afueras de la ciudad por un camino marcado por los árboles que había a sendos lados. Algunos de ellos volvían sus hojas amarillentas y dejaban caer sus finas y ligeras hojas creando un maravilloso espectáculo. Caminaron hasta dejar el sendero y de pronto Miranda desapareció de golpe
-¿Miranda? ¡Miranda! - comenzó a gritar Maria mirando a todos los lados. De repente, de la nada apareció Miranda
-¡Vamos! Creo que esto es la entrada a Heaven - dijo Miranda
-No he podido entrar, yo pasé de largo siguiendo el camino visible
-Quizás sea porque yo tengo el poder de Regeos. Cojamos la piedra las dos juntas - dijo Miranda
-¡Si! tengo ganas de ver ese país. Si Heavenpolis es precioso aún estando en ruinas, Heaven debe ser sumamente bonito - exclamó Maria. Ambas caminaron unos pasos y en lugar de seguir en el camino visible llegaron a Heaven.
Ante ellas se extendía un lugar infernal, no había nada de agua, ni lagos, ni ríos, ni mar... La hierba había crecido salvajemente y la mayoría estaba ya seca y de color mugriento. Era un sitio sumamente detestable, al contrario de lo que nadie imaginaría de ese sitio
-¿Esto es Heaven? – dijo María - Los bosques de nuestras tierras son más bonitos. Bueno, utilicemos la piedra y ya habremos acabado.
Ambas se encaminaron a un gran socavón de maleza donde en su centro se encontraba un pilón de piedra a la altura de la cintura. La maleza rasgó sus piernas hasta más arriba de las rodillas. Miranda cogió la piedra y la puso en el centro del pilón pero no pasó nada
- Nosotras ya lo hemos hecho, aquí no hay nada más que hacer. ¡Vámonos de este lugar!” dijo Maria. Y ambas comenzaron a caminar, pero en cuanto abandonaron el socavón, éste se llenó de agua cristalina convirtiéndolo en un enorme lago, y donde antes a lo lejos había desiertos, ahora había enormes playas, y la vegetación pronto desapareció cambiándose por un hermoso jardín que ocupaba todo el suelo del país. El cielo era precioso, y todo lo era, pues era el país de Heaven, la diosa de la belleza.
Marcharon con tristeza e intentando no mirar atrás. Cuando salieron ya era de noche, así que caminaron unas horas a oscuras y consiguieron llegar casi a tientas al templo de Heavenpolis. Su cansancio era tal que no se percataron de la sensación que invadió todo su mundo, como de alivio, o como el cálido frescor que sientes en el pecho después de gritar con toda tu alma.
Cuando Miranda despertó, María ya hacia un tiempo que deambulaba por allí. La vio en el templo, de pie, inmóvil mirando el espejo
-Maria, ¿qué te pasa? - dijo Miranda. María tenía la mirada perdida, no parecía reaccionar - ¡Maria! ¿qué es? - insistió Miranda, y Maria giró la cara y le sonrió a Miranda con el rostro envuelto en lágrimas, y acto seguido se lanzó a abrazarle
-¡No sale Orly! - dijo Maria entre sollozos - pero...yo le quiero...
-Tranquila, lo que en realidad importa es lo que sientes...Tampoco sale nadie en el espejo cuando yo miro, y...en realidad...creo que sí hay alguien - dijo Miranda sonriendo, y antes de que Maria reaccionara a lo que le acababa de decir Miranda, apareció Dean
-Miranda, te tengo que decir algo - dijo Dean con aspecto sombrío
-Sí, tenemos que hablar - dijo Miranda, y ambos salieron para estar solos.
-¿qué me tenías que decir? - dijo Miranda sonriendo
-Ya no siento nada por ti Miranda, era de otra cosa de la que quería hablarte – dijo él, a Miranda se le congeló la sonrisa - La última batalla comenzará en el pueblo de María, dentro de tres semanas. Las Nanditas y Jurasicas cuentan con vuestro apoyo - y como si solo hubiese sido un espejismo Dean volvió a desaparecer.
-¡Miranda! - gritó Maria, y fue corriendo hacia donde estaba Miranda temblorosa y llorando con la cabeza gacha - ¿qué te pasa?
-Dean...
-No te preocupes...no pasa nada...todo irá bien... - dijo Maria dándole a Miranda un fuerte abrazo.
-¿Sabes qué es eso de “la última batalla”? – dijo Miranda una vez se hubo calmado
-No ¿dónde lo has oído?
-Dean me dijo que dentro de tres semanas comenzaría la gran batalla en las tribus Jurasikas.
-Sólo se me ocurre un motivo para una última batalla dijo María – Pero ¿una guerra final entre hombres y mujeres ahora? Es disparatado
-Pero pasan tantas cosas disparatadas últimamente…
Caminaron durante dos semanas siguiendo el río Niuska. Tenían que ir a las tribus Jurásikas, tenían que saber qué pasaba. Tuvieron que introducirse en sus aguas para evitar los enormes árboles que flanqueaban su paso hacia la ciudad. Cinco días después llegaron a las tribus Jurásikas, y todos las recibieron con alabanzas hasta llegar al Palacio, donde Marina las acogió muy gustosamente. Pasaron allí aquella noche. María le enseñaría la ciudad a Miranda la mañana siguiente, a la luz del día.
Desayunaron al día siguiente junto a Marina
-Marina, ¿por qué has aceptado una proposición de guerra como esa? - dijo Maria
-No podía esperar más y pensé que un buen día sería el día después de la fiesta Sika. ¿Te parece mal? Podemos retrasarlo
-La fiesta Sika es mañana
-Pues habéis llegado muy oportunas - dijo sonriendo Marina
-Pero, ¿por qué aceptaste la proposición de guerra? - dijo Maria - Si te elegí a ti como sucesora es porque pensé que no harías esas cosas ¿Qué hay de ese chico del que me hablaste en el bosque?
-Sólo siento desprecio por él. Si quieren guerra se la daremos
-Miranda vamos, será mejor que nos marchemos – dijo María levantándose de la mesa - veo que esto es imparable en estos momentos...
María guió a Miranda por las mejores calles de las tribus Jurasikas, la llevó a ver todas las tiendas que había por allí, los puentes, los árboles legendarios, sus templos en honor a Minina.
-¿Qué es eso de la Fiesta Sika? Preguntó Miranda
- En la Fiesta Sika, todo el mundo está obligado a trabajar con su horario normal, pero sin cobrar nada. Hay gente que ni siquiera come por comprar gratis en las tiendas
-Me gustaría tener esa fiesta en mi pueblo - dijo Miranda sonriendo.
Llegó el día siguiente. Miranda y Maria salieron corriendo para ir al bazar del pueblo. El gigantesco bazar estaba en el interior de un enorme tronco que había sido vaciado por dentro. La gente se apelotonaba en la entrada. No había ni un hueco junto a los mostradores de las tiendas, casi toda la gente de las tribus Jurasikas, menos los que trabajaban en ese horario, se encontraban allí. Llegó la noche y se juntaron todas, Miranda había conseguido una pulsera dorada y cuatro cadenas distintas para la cintura, además de muchísimas hierbas medicinales y un precioso puñal dorado con la cara de un gato en la empuñadura. Maria sin embargo, como sabia que su estancia allí sería muy corta, se fue hacia la parte de los quioscos y otros puestos de comida y música, cosas que podía disfrutar en el momento, y no pensando en su futuro, pues no sabía qué futuro le esperaba.
Llegó el deseado día tanto para hombres como para mujeres. Alguien despertó a Maria y a Miranda para decirles que salieran de allí: la guerra empezaba. Ambas salieron, y en el centro de la ciudad se veía un gran bullicio de gente, mucha más gente que el día de la fiesta Sika. Todas eran mujeres y estaban armadas con multitud de arcos, espadas escudos y cascos. Se mostraban realmente impacientes, estaban esperando la llegada de los hombres. De pronto, por la entrada al pueblo que María abrió en su partida comenzaron a verse puntas de lanzas. Un gran jaleo de trompetas comenzó a sonar.
-¡Son las Nanditas! La alianza ha sido gloriosa. ¡La victoria será nuestra! – dijo a gritos una jurásika - Hay más de quinientas Nanditas. ¡Se unirán a la batalla incluso sus niñas y ancianas!
De pronto las Nanditas que venían al frente comenzaron a correr.
-¡Los hombres van junto a nosotras! ¡Han disparado sus flechas contra varias de nosotras! – gritaban ellas. Las nanditas se posicionaron junto a las jurásikas. Pronto llegaron los hombres y se enfrentaron a las mujeres. La mayoría iban desprotegidos y eran muy jóvenes, pero ganaban muchísimo en número.
-¡Orly! - exclamó Maria de pronto mirando hacia arriba. Había un joven muy similar a Orly en el cielo. El joven de pronto extendió unas enormes alas de fuego y Maria se percató de que no era Orly y el pánico se apoderó de ella - ¡Es el Fénix! ¡El Fénix esta en el cielo!
Todos miraron al cielo, pero nadie vio nada. Una chica joven apareció al lado de Fénix
-¡Hermione! – gritó Miranda - Hermione... Esta guerra es seria...
-¡Hermione la diosa de la guerra esta en el cielo! – gritaba María a la gente - ¡Y no viene sola! viene con su cónyuge el devastador dios del fuego, Fénix…
-¡Es inútil no los ven! - dijo Miranda, y entonces Hermione hizo un juego de manos con Fénix, al parecer se estaban echando a suertes el destino de esa guerra, y por la cara que ambos pusieron quedaron empatados. Miranda adivinó que esperarían a ver quien iba ganando, y ayudarían al ganador.
Marina se abrió paso entre la gente y quedó en el centro. Del bando de los chicos salió otro chico, ambos se miraron. Iban a iniciar la guerra. Miranda seguía con la mirada fija en el cielo. De pronto Hermione sonrió y besó a Fénix, y de su boca sacó una flecha. Cogió su arco y sonriendo disparó al joven que había salido para iniciar la guerra. La flecha de fuego le dio en la frente causando su muerte instantánea. Las flechas de Hermione no causan heridas, pero sí son devastadoras. El único mal visible en el chico era la quemadura del fuego de Fénix que llevaba la flecha. Con aquella muerte, la guerra había comenzado.
Maria saltó corriendo al campo de batalla gritando a todos que pararan. Mientras tanto en el cielo, Hermione y Fénix miraban sonrientes. Entre la gente degollándose, la sangre, los cuerpos vacíos de vida y las casas ardiendo apareció una brillante luz solo visible para Maria y Miranda. Ambas se pararon en seco para observarla, ya la habían visto antes. Allá en lo alto, surgiendo de esa luz, apareció Elhené tan serena como siempre y comenzó a descender
-El fin del mundo… ¡Elhené está aquí para acabar con este mundo! - Comenzó a gritar María, y a esto si que reaccionó la gente deseando ver a Elhené descender de los cielos, tal y como los libros predecían. Pero nadie vio nada y la lucha continuó su curso.
-María... - susurró Elhené. La gente no paraba de matarse entre ellos, nadie tenía pinta de sentir absolutamente nada. Hermione, enojada por ver que María estaba tratando de captar la atención de la gente cogió una de sus flechas y, apuntando bien, la lanzó contra Maria acertándole en el pecho. María cayó desvanecida en medio del campo de batalla
-¡María! - gritó entre lágrimas Miranda
-¡María! - dijo Elhené, y rápidamente fue junto a ella.
Hermione se enojó con Elhené también, pues estaba tratando de ayudar a Maria, que ahora yacía en el suelo. Cogió otra de sus flechas, apuntó, y la lanzó contra Elhené, pero esta flecha no llegó a impactar contra ella, pues un enorme animal peludo con alas de fuego apareció desviando el trayecto de la flecha.
-¡Zatu! - gritó Elhené. Era Zatu, el ser protector de Elhené, tan rápido como la luz y fuerte y valiente como ninguno. Hermione se rió, pero Zatu se aproximó a ella a una increíble velocidad, y le robó una de las cintas del pelo, de modo que tuvo que ir corriendo tras él. Fénix desapareció volando detrás de ellos, y la poca gente que quedaba viva en el campo de batalla se dejó caer en el suelo por el cansancio. La guerra había acabado. Miranda fue corriendo hacia María. Elhené ya no estaba y el cuerpo de María seguía inmóvil.

Texto agregado el 22-04-2008, y leído por 92 visitantes. (0 votos)


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