DEL HORIZONTE DE UNO AL HORIZONTE DE TODOS
Leer es crecer
Acabo de recibir un mail pidiendo mi solidaridad, mi voz, para denunciar la situación creada en un país ¡qué mas da la aberración cometida por ese país! Y me pregunto: ¿Por qué específicamente ese? ¡Hay tantos!
Leo y me asombro, no sé si de la injusticia cometida contra el ciudadano Shi Tao, o de la falta de escrúpulos, de respeto a la confidencialidad de los datos de una mensajería ¿por quién, con qué fines y desde qué territorio?
La noticia me remitía en su denuncia a que:
“Shi Tao, que fue encarcelado por el envío de un e-mail desde su cuenta de correo Yahoo. Yahoo facilitó los datos de Shi Tao, tras el requerimiento del Gobierno y fue detenido y condenado a 10 años de cárcel.”
Shi Tao protestaba solamente contra su gobierno. Pero ya se sabe que hay gobiernos de los que se puede protestar (incluso se facilitan datos para crear desestabilización), y en cambio de otros al que protesta le llaman terrorista, y asunto finiquitado, sin jueces, ni proceso, ni abogado.
¿Se imaginan ustedes hoy, en estos momentos históricos que nos toca vivir, las posibilidades que estas agencias de mensajería le hubieran proporcionado a la dictadura de Franco, Pinochet o Videla? ¡Pavor da pensarlo!
Sigo leyendo y encuentro que no se puede hablar nada más que de la subasta del esqueleto de un dinosaurio en Paris; de la fotografía de las “lolas” de la mujer de Sarkozy o de la enciclopedia polémica de Harry Potter, esos plagios, - como afirma la abogada de la autora -, a gran escala ¡Y tanto! Claro, una obra con cuatrocientos millones de copias, la cantidad de dólares se dispara hasta alcanzar cifras que quintuplican las copias y los plagios. El mercado no es tonto a la hora de multiplicar copias por dólares ¡Si los herederos de Homero, Cervantes, Garcilaso, Gonzalo de Berceo , el gran Quevedo, pudieran rentabilizar a su pariente, imagínense la de copias! y todos seguramente hubiéramos ganado. No tengo nada en contra de la obra de Harry Potter, pero si de la campaña mediática que impide dar a conocer muchos autores y obras tanto o más interesantes.
Parece que el triunfo a Berlusconi le ha emocionado “por la responsabilidad”; y a mí me ha hecho llorar, por la irresponsabilidad que supone para la Europa de los valores compartir el hemiciclo con un “fetiche farolero” de esa mafia mediática guerrera y manipuladora. Al final de este panegírico noticiero encontré que “ el destino está en las carta con lluvia cósmica incluida, de 5h00 a 7h00 pm, y se aceptan tarjetas de crédito.
Pero también mis lecturas son otras que éstas, otras que llegan por palomas mensajeras, y de esas quiero hablarles hoy, de las memorias sin olvido, de un poeta que cayó prisionero en el frente de batalla, a manos de la División enviada por Mussolini, que se fugó del campo de concentración, que regresó a Madrid, que fue apresado, torturado y condenado a muerte, y la poesía fue una necesidad, que sus compañeros de prisión calentaron y ayudaron para que salieran al exterior, y un día recibió en la prisión la sorpresa de su primer libro de poemas editado. Un paquete clandestino: poemas de la prisión, y un seudónimo: Marcos Ana, que son los nombres de sus padres. El título de sus memorias viene precisamente de un poema, que escribió en un momento muy duro, en el que se pierde la noción de lo que está más allá de la cárcel:
Decidme como es un árbol
decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros
Habladme del mar
habladme de olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerraduras y sin llaves
como la choza de un pobre
Decidme como es el beso
de una mujer, dadme el nombre
del amor, no lo recuerdo
Y una gran ola se levanta ¡Globalicemos la solidaridad!
Marcos Ana dedicó cinco ejemplares de su libro Memorias a Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y René González, luchadores antiterroristas cubanos, que aguardan injusta prisión en Estados Unidos. Esos hombres necesitan también nuestra solidaridad, porque gracias a ella pueden obtener la libertad. Trabajemos para que la justicia triunfe en este caso del que la prensa mediática no se ocupa; otra injusticia más.
Nota: Un juez de Atlanta declaró improcedente la reclusión de estos hombres, y todavía siguen en prisión.
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