Viernes
( Roberto Espada )

Ya es viernes, si parece que solo ayer era lunes y la semana empezaba a hacerse eterna, pero está terminando sin darme cuenta; en un tris se me escapa una semana. Si usara una figura literaria absurda podría decir que “la semana se me escapa como agua en un cesto de mimbre”.
El tiempo inexorable pasa cada vez más rápido por mi vida, a veces los minutos no existen, una hora es apenas un pensamiento, un día se me escapa entre cinco ideas; dos de mí, una de trabajo y dos sobre mujeres, la semana parece de dos días, y un año no es más que un grupo de días en los cuales pensé me encontraría con ella.
Hace un rato hilvanaba el recuento de sucesos semanales y me encontré con un balance lleno de haberes y escasos debes. En la lista de los primeros están dos negocios perdidos, un pituto que no fructificó, una morena comprometida, un dolor de estomago, dos llamadas importantes que no hice, un mal rato por una noticia del diario, una cita fallida al cine, tres cortados con mal sabor en diferentes locales de inigualables damas honestas, y un cuanto hay de analogías mal combinadas. En el lado de las cosas a favor un sueño con ella; agradable, sano y pasajero; una noche de música y videos de los ochenta; y el álbum de fotos de una amiga nueva.
Sopesando las cosas, intentado buscar el lado bueno, tratando de ver el vaso medio lleno mas que medio vacío, aunque por lo general lo veo siempre hasta la mitad, y evitando que los números fueran rojos di con una posible respuesta: “si es viernes, entonces es una esperanza de por lo menos dos días de posible gloria”.