Cuando lo sorprende la locura, se vuelve interesante, aunque un semblante mortífero pareciese darle nitidez a su fin. Se vuelve sumiso luciendo mas erguido. Todo es irracional en el sin dejar de ser sublime. Crece, aunque abatido por los azotes del desequilibrio, termina arrastrándose como una manta sujetada por la depresión. Su imaginación, no conoce de puertas cerradas. Su espacio, se inunda de manos que se disputan su garganta, mientras del techo, descienden un desfile de botas pesadas, que como niños sobre charcos saltan sobre su estomago. El cielo, casi siempre cuando se cubre con sus sabanas de ébano, se desprende y le cae encima con el peso de todas sus estrellas aplastando su estatura. Un llanto mudo y un quejido que lanza sin caer, le da titulo a toda una gama de intentos suicidas. Un viaje de reversa, hasta sumergirse en las aguas de su placenta, le roba el poco juicio que le queda. Regresa colgado de un suspiro que lastima. El suelo se abre sin enterrarlo, y eso parece ser lo peor de todo. Se sostiene sobre una letra mayúscula y asciende. Comienza a escribir, y aunque volviéndose aun más loco, comienza a vivir