Soy simplemente, mientras paseo bajo la intensa lluvia nocturna, la persona que puedo ser.
Personas viajeras bajo paraguas que limitan el espacio, ojos cerrados, mucho silencio.
Mojado por mis pensamientos espero el momento que caiga mi primera lágrima conteniendo mis desgracias; soñoliento deseo que su rostro sea el de un espejo roto.
Pero como soy el que debo ser, un ridículo ser dentro un reloj y guiado por un misterioso dios de la razón, no lloraré porque no podré.