FANTASMAS.
Cuando en el alma rondan los fantasmas
de todas las pasiones escondidas,
y despiertan los cientos de fracasos
que en todo este vivir fueron desastres,
es mejor descansar, quedar callado,
refugiarse en el mundo del silencio,
y esperar a que cierren las heridas,
y dejar que lo acerbo se decante.
Es mejor renunciar, ir al olvido
que es la patria que a todos nos espera,
y limpiar impurezas que nos matan,
y dejar que la sangre se haga nueva.
Es mejor arrancar nuestras miserias
como si nunca hubiesen existido,
y beber de otras fuentes y otros labios
para vaciar el alma de sus penas.
Dormir el alma es el mayor descanso,
cual humo que regresa hacia la llama,
cual viento que se aleja en la distancia,
cual tiempo que no arrastra su pasado,
Que duerma la ilusión, que calle el tedio,
que duerman la venganza y la soberbia,
que se acallen las voces del deseo
y que el miedo se pierda hacia el silencio.
Sanar sin una queja las heridas,
como simples rasguños del acaso,
descansar, olvidar, dormir la nada,
limar todo el encono de la espina,
dejar que nuevas fuentes acaricien
y abrirle nuestro sueño a la esperanza:
un consciente esperar es la salida
cuando en el alma rondan los fantasmas.
|