De pronto irrumpes e invades
mi sociego frutal y frágil
intentando anudar a mi menoria
imprecisos contornos de recuerdos
que trepan, crecen y concluyo
que no estás en mi presente inexpugnable.
Inauguro mi aurora y exorciso
tu sombra inquieta y delirante.
Prescindiendo de mi templanza mansa
voy dejando que invadas
lo triste y lo distante
de vivencias blanquecinas...desgastadas
que deambulan sin renunciar del todo
a la ilusión decretada en éste instante.
Texto agregado el 19-04-2008, y leído por 217
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