EVITAR QUE SE MUEVA LA MESA
El vino está servido, la comida caliente, la compañía es estupenda pero...la mesa se mueve Este es el principio de un escueto escrito que he leído en una revista mensual a la cual estoy abonado. Se me ocurre pensar por qué motivo se sirve una mesa, se carga de todos los utensilios necesarios sin antes haberla calzado, sabiendo que esa mesa de nuestra propiedad, por una pequeña irregularidad del suelo o por defecto de las patas de la propia mesa siempre se mueve. Rotar la mesa hasta que consigas que las patas formen un triángulo perfecto, es el único requisito que, de una forma paternal nos recomienda un matematico australiano componente de la área de matemáticas de una Universidad, junto a otro par de matemáticos de Alemania y Nueva Zelanda. Ese sabio australiano, por qué no, nos advierte a la vez que, “ aunque se haya solucionado el problema del tambaleo “ la mesa no necesariamente quedará horizontal,.aunque casi siempre funciona. Para llegar a esta conclusión, la cual me da verdadera vergüenza dotar de cualquier consideración, ese supongo que ilustre y eminente matemático, se ha dedicado a analizar la situación durante un largo año. Yo, que como vds., ya saben tengo un coeficiente mental cercano a 80, no puedo, a pesar de haber intentado concienzudamente llegar a una conclusión, entender cómo o de que manera un matemàtico al cual se le supone un coeficiente de alrededor de 180 como mínimo, puede haber llegado a esa solución después de un año. Mire, cuando planta una mesa en el jardín mi hija mayor, una mesa para no menos de quince comensales nunca, se le ha ocurrido girar la mesa cargada de platos, vasos, cubiertos y bandejas, además de las botellas de vino y de agua, simplemente desmonta una pinza de las que usa para tender la ropa, para calzar la pata, digamos coja. El triángulo más perfecto y rápido que uno pueda imaginarse. En este caso, lo que no puede negarse, es la inteligencia de mi querida hija. Y más todavía, su sentido común. Luego a pesar de que, insisto nuevamente soy casi un deficiente mental, cada vez estoy más convencido de que la verdadera inteligencia es un don escasísimo., una facultad de un don tan extremadamente raro que me hace pensar, en la realidad inoperante de nuestra civilización, de escasa cultura si, pero todavía más alejada cada día del sentido común. Por que vamos a ver, por qué razón puede un matemàtico decir que ha estado un año inventando fórmulas para justificar la estabilidad de una mesa cualquiera ? para terminar diciendo “aunque casi siempre funciona “ Ahora comprendo la suprema inteligencia de muchos de los docentes, los que amparados en su superioridad, no se han dado cuenta de que, como instructores, son totalmente nulos. Saben mucho, eso puede ser cierto aunque parece que no siempre es así. Lo que aparece meridianamente claro es que, no saben enseyar.. Esa duda, corroborada por una de mis hermanas, me recuerda que una profesora de piano sabía tanto que, solo aprovaba el 25 % de la clase a su cargo. Otras profesoras también de música en el mismo curso, lograban hasta un 72 %, con los mismos libros y el mismo mètodo. Quiere esto decir que, el 75% de lo alumnos de aquella profesora tan inteligente eran todos tontos ? Es demasiado difícil de creer. También tuve yo un catedrático de matemáticas en una clase en la cual el mayor porcentaje de aprobados, no llegaba a un siete ; todos teníamos un cinco o como máximo un seis. Grácias a que en la actualidad disponemos de calculadoras. Así que, esta disponibilidad de calculadoras, nos ha vuelto a cerrar de nuevo la posibilidad de entrar en el también fascinante mundo del cálculo matemático. Pero lo peor no es eso, lo peor es la clara imposibilidad de sumergirnos en la mayéutica de Sòcrates. por medio de la cual hacía descubrir a los hombres, a sus queridos alumnos, la verdad que sin saberlo, había en ellos. Las mesas cojean, es cierto. Nosotros, el género humano, también.
ROBERTO BORES LUIS
12-04-2006
|