Ocurrencia

Cojeando, me esforcé por alcanzar la fila de niños que regresaban del recreo. Antes había hecho un gran globo con el chicle que se festejó en el curso a carcajadas. Luego, el maestro me pidió que arrojara el vil objeto: ‘¿No sabe que es prohibido masticar chicle en clase?...’. Al cambiarnos de lugar, formamos un semicírculo con los asientos. Al término de la lección regresé a mi lugar de origen. Nunca odie tanto mi ocurrencia. Convertida en mi peor enemiga la tableta de mascar, era una medusa babosa que me arrebataba los calzones y cubría las pequeñas nalgas. Me había sentado sobre mi propia montaña de goma de mascar.