Inicio / Cuenteros Locales / la_columna / El libro de los jueves por SC
Nunca fui una niña de las que trepaban árboles y se raspaban las rodillas por eso admiraba desde abajo a los niños que se sentaban en las ramas. Aunque es bien cierto que en una ciudad superpoblada como la que vio transcurrir mi infancia los árboles son en general pequeños o enjutos o demasiado frágiles, salvo dos o tres tan aislados entre sí que no podrían servir de escenario alterno, nunca pensé que hubiera un mundo alterno allá arriba. Claro que no era para nada como en los tiempos del Barón Rampante en donde se decía que se podía llegar de Italia a España yendo simplemente por las copas de los árboles.
En este retorno a mi intermitente participación en la columna de los jueves, seguiré con la línea de mis columnas anteriores recientes: escribir un poquito sobre un libro que me haya gustado. Así de simple.
Ya se adivina de qué libro estoy hablando, un clásico impostergable (aunque yo por razones fortuitas que no vale la pena mencionar fui arrastrando su lectura durante varios años) de uno de mis escritores favoritos: Italo Calvino.
"El Barón Rampante" es una novela corta, fácil de leer y con una mezcla sutil y hermosa entre lo posible y lo imposible.
Cósimo de Rondó -que es como se llama el barón-, es un chico que a los doce años decide subir a un árbol... para no bajar jamás de las copas.
Lo primero que llama la atención es que Cósimo no sube a los árboles en plan salvaje. Lo hace como el pequeño noble que es, ataviado a la usanza y con suma elegancia. Tampoco se desliga del mundo "de abajo" pues mantiene fuertes lazos con su familia -que poco a poco se acostumbra a tener un hijo entre las ramas-, con las campesinos del lugar a quienes organiza y ayuda y con la crema y nata de la intelectualidad de aquella época pues gran parte del tiempo lo pasaba leyendo y buscando soluciones tecnológicas a los problemas cotidianos de la vida semi aérea.
Cósimo incluso conoce el amor pero ni la mujer de su vida fue capaz de hacerle poner los pies en el suelo.
El libro produce sensanciones encontradas. Por lo menos a mí, al principio me desesperó la manía de Cósimo de no bajar por nada ni por nadie. Pronto, así como los aldeanos de su pueblo, me fui acostumbrando a que estuviera ahí en los árboles, con una visión panorámica de los "terrícolas" y con una particular manera de enfrentar el día a día.
Sobre este libro se han hecho muchísimos análisis. Algunos lo destacan como una parábola moderna, otros como una versión del "hombre salvaje" (yo no estoy de acuerdo con esto porque el Barón no se conforma con la vida natural, pero esto es producto de otra discusión) y los más como una obra literaria decisiva en el siglo XX.
Lo cierto es que invita a la reflexión y precisamente como es un libro bastante popular, dejo abierto el diálogo para leer otras opiniones.
Sirva esto como pretexto para retomar la columna en pleno jueves y como excusa para parlotear un poco sobre Calvino, adorable escritor.
por
Santacannabis |
Texto agregado el 17-04-2008, y leído por 689
visitantes. (14 votos)
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Lectores Opinan |
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14-10-2023 |
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!Hijueputa, usted ya se va a suicidar! Scire |
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14-10-2023 |
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!Hijueputa, ya se va a suicidar! Scire |
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05-03-2023 |
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Tienes una forma de expresar muy buena. scire |
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20-01-2012 |
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Se las da de erudita little woman, peo (perdón, pero) no comprende nada... 1* FOGWILL |
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11-05-2009 |
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Lo prometido es deuda. Leí el libro, lo acabo de terminar esta tarde y... me ha sorprendido agradablemente. El autor te hace ver como simple y natural una situación que, a primera vista, nos puede parecer absolutamente irreal. Le pongo un "pero". Un personaje como Cósimo de Rondó no me parece el típico señor que se descerebra de celos por una cara bonita. En fin que, no puedo por menos que recomendar su lectura a pesar de este detalle. Poirot |
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